12 de
noviembre de 2024
Señor Jesús:
Gracias por
el milagro de la vida y por instruirnos a través de tu Evangelio. Tú nos mandas
que no pongamos la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en
el Dios vivo, tu Padre, que nos da todas las cosas en abundancia para que las
disfrutemos. (1 Timoteo 6:17) El varón que confía en el Señor, y cuya confianza
es el Señor... será como el árbol plantado junto a las aguas... y no verá
cuando viene el calor. (Jeremías 17:7-8)
Nos pones en
evidencia que los lirios del campo y las aves del cielo no tienen esas
preocupaciones que nosotros tenemos todos los días que vemos como los estudios
económicos informan que los precios suben y suben y los salarios son
insuficientes para suplir todas las necesidades del hogar.
“Si vosotros,
pues, no podéis hacer algo tan pequeño, ¿por qué os preocupáis por lo demás?
Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni
Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos. Y si Dios viste así la
hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por
vosotros, hombres de poca fe!…” (Lucas 12:26-28)
Así nos pides
que tengamos confianza, que seamos optimistas, que reconozcamos que nuestro
estado de ánimo no debe depender del aspecto material, de la abundancia de
bienes. Tú, Señor, enfatizas que tenemos un Dios todopoderoso que se ocupa de
nosotros en todas las circunstancias de nuestra vida, que incluso sabe cuántos
cabellos tenemos (Lucas 12:7). Se ocupa de nuestro cuerpo y también de nuestra
alma; nos hace partícipes de "toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo" (Efesios 1:3). Seamos conscientes del inmenso
privilegio que tenemos y estemos más tranquilos y confiemos en el Señor.
Pongamos en práctica la exhortación del apóstol Pablo: "Regocijaos en el
Señor siempre", quien para darnos ejemplo decía: "He aprendido a
contentarme, cualquiera que sea mi situación". Ni la abundancia ni las
privaciones afectaban su tranquilidad, pues tenía su fuente en ti, Señor, quien
lo fortalecía (Filipenses 4:4-13). No temamos a las circunstancias precarias y
dejemos que Dios nos provea. Confiemos en su palabra y dejemos que su poder
infinito actúe en nuestras vidas. Hoy, Señor, aumenta nuestra fe y danos tu
auxilio. Amén.
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