Oración del día
3 de noviembre de 2024
Gracias por ofrecernos este momento del
amanecer. En el ritmo de nuestras vidas, cada mañana parece una promesa que se
cumple, un nuevo punto de partida, una posibilidad de vivir algo diferente,
novedoso.
Pero esa mañana del domingo era
diferente a las demás. A primera vista parecía la más triste, mas resultó ser
la más grandiosa. Para las mujeres que habían ido a la tumba de Jesús, esa
mañana estaba oscurecida por el duelo, la tristeza, la decepción. Jesús había
sido crucificado, y la esperanza que ellas habían depositado en Él había
desaparecido. Sin embargo, en vez de ser una mañana de llanto y tristeza, ese
día sería un día de asombro y gozo. Por eso el domingo es el día del Señor.
“Y muy de mañana, el primer día de la
semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol”. (Marcos 16:2)
Asombro al ver rodada la piedra que
impedía el acceso al sepulcro, al constatar que estaba vacío y al ver a los
ángeles. Consuelo al oír su mensaje:
¿Por qué buscáis entre los muertos al
que vive? No está aquí, sino que ha resucitado”. (Lucas 24:5-6)
Pero, sobre todo, ¡gozo maravilloso al
encontrar a Jesús mismo resucitado! ¡La mañana de la resurrección de Jesús es
única, pues la vida triunfó sobre la muerte! Jesús resucitó y está vivo por los
siglos de los siglos. Y nosotros que confiamos en Él, sabemos que junto a Él
triunfaremos sobre la muerte. Incluso si tenemos que pasar por la muerte,
saldremos gloriosos. Y como estamos unidos al Señor resucitado, participaremos
de la alegría de la vida eterna y feliz. ¡Que toda nuestra vida siga iluminada
por la luz de la resurrección del Señor Jesús, y que su gozo resplandezca en
nuestro rostro! Iniciemos este día con el corazón sereno y contento porque
Jesús está a nuestro lado para darnos ánimo y esperanza. Señor, gracias por tu
vida y no olvides a quienes te invocamos hoy.
Amén.
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