Oración del día
6 de noviembre de 2024
Padre celestial:
En este nuevo amanecer te invoco y te
agradezco la existencia.
Señor, la desesperación aumenta todos
los días con el paso de las horas. Hay situaciones que son difíciles de manejar
sin tu ayuda. De nada sirven las terapias o los medicamentos y para alejarse de
esos problemas la muerte se recibe como alivio total. Se siente vergüenza,
culpa y hasta una carga para la familia o los amigos. Se experimenta en el alma
el rechazo, la burla, la pérdida de alguien que era valiosa compañía y la
soledad pesa demasiado sobre los hombros del que no tiene a quien dirigir sus
penas. Aunque antes se reflejen los gritos de ayuda cuando alguien decide
ofrecerla es tarde. Desgraciadamente éste es un suceso demasiado frecuente en
nuestros días, lo cual revela la profunda deshumanización de nuestra sociedad
injusta.
¿Por qué miles de jóvenes sienten ese malestar,
ese vacío existencial?
Algunos, en nuestro país, lo dicen:
«Estoy decepcionado de la vida»... «No hay futuro»... «Estoy harto de todo»...
Muchos no soportan los conflictos como la separación o el divorcio, las
dificultades por crisis familiares, el pánico al desempleo, la fata de
recursos. Algunos se sienten culpables por sus excesos en algunos
comportamientos. A menudo a esto le sigue un verdadero sentimiento de
repugnancia por la vida, lo cual a veces da como resultado la decisión de
acabar con ella.
Tú, Señor, puedes, si lo quieres,
sanarnos o remediar los factores que causan esta mortal decisión. Tú que nos
llamaste a la vida eterna perdona la indiferencia de familiares, amigos y
vecinos. Danos la oportunidad de ser justos y solidarios para brindar
oportunidades a quienes sufren en silencio y se alejan cada día más de Ti. “Hablad y obrad
tal como corresponde a los que han de ser juzgados por la Ley de la libertad.
Porque tendrá un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia; pero la
misericordia se siente superior al juicio. ¿De qué sirve, hermanos míos, que
alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un
hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de
vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo
necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras,
está realmente muerta." (Santiago, 2 – 12- 17).
"Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas,
juzga a cada cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de
vuestro destierro, sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia
heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una
sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, predestinado
antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos a causa de
vosotros; los que por medio de él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre
los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza
estén en Dios." (I Pedro, 17 – 21) Señor, enséñame a amar a mi prójimo. Amén.
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