Oración del día
25 de noviembre de 2024
Señor Jesús:
Te alabo y
reconozco como mi salvador. Tu eres la luz de mi camino. Gracias por el don de
la vida.
A veces
nos preocupamos por situaciones negativas que no han llegado y nos desplomamos
bajo el peso del suplicio. Con justa razón dijiste que no nos preocupáramos por
el día de mañana y que confiáramos en el Padre que todo lo provee. A veces,
también, confiamos demasiado en nuestras fuerzas y nos olvidamos de ti. Sobre
todo, cuando las cosas nos están saliendo bien y en la mesa hay abundancia. La
ingratitud reemplaza la sed de Dios.
“El
camino de Dios es perfecto; la promesa del Señor es digna de confianza; ¡Dios
protege a cuantos en Él confían!” (Salmo 18:30)
Señor
Jesús, concédenos tu perdón y danos la fortaleza de tu Santo Espíritu para
hacer frente a la tentación de sentirnos superiores y no necesitar de tu ayuda.
Tú, Hijo de Dios, recurrías a cada momento al Padre para sostenerte en pie sin
vacilar. Aquella noche, víspera de la crucifixión, oraste más de una hora
pidiendo al Padre que apartara de tu presencia ese cáliz, el cáliz de la
angustia y el dolor, el cáliz de la soledad y la traición. Pero te entregaste a
la voluntad del Padre al decir, “más no se haga mi voluntad sino la tuya.”
“Dios es
quien me da fuerzas, quien hace intachable mi conducta”. (Salmo 18:32)
Hoy te
queremos pedir, si es tu voluntad, apartes de nosotros las preocupaciones de
este día, los vacíos que sentimos y nos producen vértigo, los dolores que nos
causa la enfermedad, la soledad que nos acompaña en la calle atiborrada de
gentes y nos des la sabiduría y la fuerza para hacerlo todo para gloria tuya.
Amén.
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