Oración del día
20 de abril 2025
Padre nuestro:
Tú eres nuestra alegría en este nuevo día. Gracias por darnos vida para contemplar la belleza de tus obras.
Estamos llenos de júbilo porque te acordaste de
nuestra condición de pecadores y esclavos de nuestros vicios. Enviaste a tu
hijo para que muriendo en la cruz nos abriera las puertas de la vida
eterna. Este es un
día de Pascua. El Señor pasa frente a mi puerta y quiero verlo. ¡Ha resucitado!
Repitámoslo
una y otra vez, con un respeto profundo y una gran alegría. Por eso podemos decir con el
salmista: "Sólo en Dios descansa mi alma, porque
de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar, no
vacilaré" (Sal 61,2-3). Esa es y debe ser la aspiración de quien cree en
Jesucristo. Como Zaqueo, debemos esforzarnos para ver a nuestro Maestro.
Subirnos al árbol, si es preciso. El árbol de la cruz lleno de frutos para
quien desee saciarse. Que él sepa que lo necesitamos y nos responda:
«Apresúrate, desciende, que quiero alojarme en tu casa.»
Esa es la
aspiración de Dios, que el ser humano lo acepte, que abra las puertas de su
alma para recibirle y alojarle. «Es necesario que me aloje en tu casa.»
Jesucristo, desde la última cena así lo manifestó y quiere habitar en nuestra
alma junto con el Padre y el Espíritu de Amor, para que, según la expresión del
discípulo amado, vivamos «en sociedad» con ellos, que estemos en comunión con
ellos (l Juan 1,3).
Gracias
Señor Jesús, por tu entrega incondicional, por tu amor. El Maestro nos dice:
«Apresúrate a descender». Que hoy nuestras almas escuchen su voz. ¡Amén!

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