Oración del día
10 de noviembre 2025
Señor
Jesús:
En esta mañana recuerdo que
dijiste: “Yo soy la luz del mundo”. (Juan 8:12). Pero también enseñaste:
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el
candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres”. (Mateo 5:14-16)
Nos pides que brillemos donde
Dios nos ha puesto. Somos tus testigos, tus hermanos. Como un buen electricista
ubica farolas en las calles de la ciudad. Cuanto más oscuro es el lugar, más
útiles son las farolas. Pero, así como las lámparas deben estar conectadas a
una red eléctrica para dar luz, nosotros debemos entrar en contacto contigo que
eres la fuente de energía. Tú dijiste en otra ocasión: "Separados de mí
nada podéis hacer" (Juan 15:5).
Las lámparas no escogieron el
lugar donde fueron puestas; lo importante es que iluminen las calles. En el
campo moral, nosotros como seguidores de Cristo debemos alumbrar, aunque el
mundo prefiera la oscuridad, y cada uno de nosotros debe ser resplandor de la
vida de Jesús. Cada uno se halla en una familia, un lugar de trabajo
determinados. Tal vez, algunos quisiéramos cambiar de contexto, pero no debemos
huir de la voluntad de Dios como Jonás. Si Dios nos envió a ese lugar, Él sabe
por qué lo hizo, y espera que iluminemos con las perfecciones morales de Jesucristo:
bondad, humildad, dulzura, gozo, paciencia, abnegación. Es en la Palabra y la
Eucaristía donde podemos nutrirnos para cumplir nuestra misión.
Pidamos en este amanecer que
Jesús que nos envió a iluminar nos dé su Santo Espíritu y así en comunión con
Dios, salgamos a irradiar con nuestras buenas obras como el nuevo sol que vence
las tinieblas, “porque todos nosotros somos
hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas”. (1 Tesalonicenses 5:5). Amén.

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