Oración del día
18 de noviembre de 2025
Padre celestial:
En este nuevo amanecer te invoco
y te agradezco la existencia.
Señor, la desesperación aumenta
todos los días con el paso de las horas. Hay situaciones que son difíciles de
manejar sin tu ayuda. De nada sirven las terapias o los medicamentos y para
alejarse de esos problemas la muerte se recibe como alivio total. Se siente
vergüenza, culpa y hasta una carga para la familia o los amigos. Se experimenta
en el alma el rechazo, la burla, la pérdida de alguien que era valiosa compañía
y la soledad pesa demasiado sobre los hombros del que no tiene a quien dirigir
sus penas. Aunque antes se reflejen los gritos de ayuda cuando alguien decide
ofrecerla es tarde. Desgraciadamente éste es un suceso demasiado frecuente en
nuestros días, lo cual revela la profunda deshumanización de nuestra sociedad
injusta.
¿Por qué miles de personas, (jóvenes) sienten ese malestar, ese vacío existencial?
Algunos, en nuestro país, lo
dicen: «Estoy decepcionado de la vida»... «No hay futuro»... «Estoy harto de
todo»... Muchos no soportan los conflictos como la separación o el divorcio,
las dificultades por crisis familiares, el pánico al desempleo, la fata de
recursos. Algunos se sienten culpables por sus excesos en algunos
comportamientos. A menudo a esto le sigue un verdadero sentimiento de
repugnancia por la vida, lo cual a veces da como resultado la decisión de
acabar con ella.
Tú, Señor, puedes, si lo
quieres, sanarnos o remediar los factores que causan esta mortal decisión. Tú
que nos llamaste a la vida eterna perdona la indiferencia de familiares, amigos
y vecinos. Danos la oportunidad de ser justos y solidarios para brindar
oportunidades a quienes sufren en silencio y se alejan cada día más de Ti. “Hablad y obrad tal como corresponde a los que han de
ser juzgados por la Ley de la libertad. Porque tendrá un juicio sin
misericordia el que no tuvo misericordia; pero la misericordia se siente
superior al juicio. ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe»,
si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana
están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice:
«Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el
cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente
muerta." (Santiago, 2 – 12-
17).
"Y si
llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según sus
obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro, sabiendo que
habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con
algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin
tacha y sin mancilla, Cristo, predestinado antes de la creación del mundo y
manifestado en los últimos tiempos a causa de vosotros; los que por medio de él
creéis en Dios, que le ha resucitado de entre los muertos y le ha dado la
gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios." (I
Pedro, 17 – 21) Señor, enséñame a amar a mi prójimo. Amén.

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