Oración del día
6 de noviembre 2025
Señor
Jesús:
Gracias
por este día que nos otorgas. Comenzaremos por meditar y orar contigo para que
presentes al Padre nuestras inquietudes.
Hubo en el pasado muchos temores
(epidemias, sequías, guerras, hambrunas...), que originaron en el ser humano
ansiedad, y a veces, terror. En la actualidad se añaden contaminación
creciente, crisis financieras, corrupción política, enfermedades extrañas,
terrorismo, genocidios, asesinatos de Estado, etc. Para huir de los miedos, más
o menos latentes, ¿Cuántos
recursos ofrece nuestra sociedad? La enumeración
comienza con medicamentos, alcohol, tratamiento profesional; los estupefacientes
son los preferidos por los jóvenes para hacer frente a sus problemas. No faltan
los que nos refugiamos en el trabajo, algunos pudientes buscan el ocio y los
viajes.
Pero todo aquel que confía en Jesús
puede hallar serenidad si lo acepta. En diferentes textos de la Biblia aparecen
imágenes como una torre fuerte, un refugio, un abrigo, un castillo, las que
evocan la idea de un umbral, de una puerta que hay que pasar. Esta puerta es
Jesucristo (Juan 10:7).
“Por nada estéis afanados, sino
sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
en vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses
4:6-7)
Él nos permite acceder a esa paz
que tanto anhelamos. Nuestro Salvador murió para que tuviésemos la paz, la paz
de la conciencia porque nuestros pecados Dios los perdonó, incluso la paz del
corazón en las situaciones más angustiosas, porque "Dios está con
nosotros" (Romanos 8:31).
Si creemos en Jesucristo
transformaremos las circunstancias adversas de nuestra vida; si nos refugiamos
en su corazón misericordioso veremos el cambio que se produce en nosotros
mismos. Aprendamos, mediante la fe, a vivir tranquilos y confiados, incluso en
los períodos de inestabilidad e incertidumbre. Recordemos las palabras de Jesús:
"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se
turbe vuestro corazón ni tengan miedo". (Juan 14:27). Salgamos a enfrentar
esta jornada con la serenidad que produce la compañía de nuestro Dios. Que su
Santo Espíritu nos guíe y acompañe. Amén.

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