Oración del día



16 de julio de 2022

 Señor Jesús:

  La enfermedad es una prueba muy dolorosa. Nos agobia y nos hace a un lado del camino. La enfermedad puede alcanzar como ave que ronda sobre las cabezas a cualquiera de nosotros. También podemos pasar por períodos de gran desánimo. Son enfermedades del alma. Tal vez más peligrosas que las físicas.   La Biblia nos muestra el ejemplo de Job, cuya vida estuvo caracterizada por una buena relación con Dios. Defendía a los pobres, se ocupaba de los necesitados y seguía la justicia (Job 29). "Era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (cap. 1:1). Sin embargo, le sobrevino una prueba tras otra. Repentina y brutalmente perdió todos sus bienes, y peor aún, todos sus hijos, luego fue azotado por una terrible enfermedad, sin comprender por qué le sucedía todo esto. Abandonado por sus familiares e incomprendido por sus amigos, pudo decir: Dios " ha cortado mi camino para que no pase, ha puesto tinieblas sobre mis senderos, me ha desvestido de mi gloria, me ha quitado de la cabeza mi corona." (Job.19:10). Pero también clamó: "Yo sé que mi Redentor vive" (Job 19:25). A pesar de tener grandes luchas, no dudó de Dios. Y Dios empleó ese tiempo de prueba para revelarse de una manera más íntima, más profunda (Job 42:5). Si pasamos por momentos de enfermedad o desánimo, o incluso de desesperación, no perdamos nuestra confianza en Dios. Descansemos en la misericordia insondable del Señor y en sus promesas inmutables. Él es el "que nos amó" (Apocalipsis 1:5). Si tenemos fe, Dios puede realizar milagros en quien lo invoca.

Los apóstoles dijeron entonces al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor les contestó: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería". (Lucas 17:6) Amén.

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