6 de octubre de 2023
Padre celestial:
Pero los jóvenes, esa es una desventaja
para ellos, no tienen los testimonios de la edad madura para hablar de la
fidelidad de Dios y de las circunstancias difíciles en que lo ayudó el Señor. (Salmo 71:18). Por ejemplo, David, al final
de sus días pudo decir: “Nuestros días sobre la tierra, son cual sombra que no
dura”. (1 Crónicas 29:15). Alababa a Dios quien lo había socorrido en los
momentos más difíciles de su juventud cuando hasta un ejército lo perseguía
para matarlo. El siempre tuvo la esperanza viva porque cuando esta muere los
días se vuelven tristes, tediosos y el alimento es amargo. La serenidad de la
vida viene del conocimiento y vivencia de Dios. Incluso si “nuestro hombre exterior
se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. (2
Corintios 4:16). Quizás a los últimos días acompañe la enfermedad, pero quien
hace de Dios su refugio, la enfrentará con la presencia de su Salvador a su
lado para confortarlo. Hoy, por eso te doy gracias y te alabo, mis labios se
abren para decir: “Sucederá que al caer de la tarde habrá luz”. (Zacarías
14:7). Tu palabra y tu promesa me llenan de ánimo para iniciar este día lleno
de alegría. Gracias, Padre celestial. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario