3
de octubre de 2023
Señor y Padre
nuestro:
Inicio este
día acercándome a tu altar para orar y meditar. Hoy viene a mi mente la frase
del poeta latino, Virgilio quien escribió en las Geórgicas: “Feliz el que ha
llegado a conocer las causas de las cosas”. Y Salomón en su sabiduría exclamó:
“¿Quién como el que sabe la declaración de las cosas?”. (Eclesiastés 8:1). Para
el ser humano los misterios en la exploración del universo son un océano de
incertidumbres y unos pocos aciertos. La nanotecnología que tanto ha avanzado
aún no responde las preguntas fundamentales que todas las generaciones de
filósofos han planteado: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué debo esperar, además
de la muerte? ¿Es el universo el producto del azar o la obra maravillosa de
Dios?
Por otra
parte, siento el corazón inquieto y nada del mundo visible lo consuela.
Entonces recurro a la fe. Por ella tengo la certeza de tu presencia en mi
camino, te busco en la oración día y noche. Escucha mi oración y responde a mi
clamor. Experimento el vacío inefable, pero para evitar la caída me refugio en
ti. No me rechaces y ven pronto en mi auxilio. Mi gratitud la convierto en
himno de alabanza, experimento tu amor en tu Hijo que murió en el madero de la
cruz para darnos vida eterna. Confiamos en tu Palabra y sólo te pido en este
día que te acuerdes de mis hijos, nietos y amigos y que los pongas bajo tu
protección. Amén.
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