Oración del día
11 de enero de 2024
Padre Celestial:
Gracias por
llamarnos a la existencia en este nuevo día. Ante tu presencia te alabamos.
Danos sabiduría para meditar y comprender tu voluntad.
Hay hechos y
circunstancias de las cuales es necesario huir si se desea cumplir la voluntad
de Dios. Lamentablemente esos acontecimientos sobrevienen porque no acudimos a
Dios. Porque no rechazamos la tentación que el mundo exterior nos propone. Ese
mundo lo hemos creado nosotros con nuestras iniquidades e injusticias y sólo lo
podemos vencer con mucha oración y ayuda de Dios.
Hay enemigos
fuertes y encarnizados que debemos vencer. Son enemigos, que como el camaleón
se saben camuflar para que no logremos advertir su presencia. El más temido de
todos es el orgullo de espíritu: quiere ser visto como el mejor, considerado
como el único, escuchado como el más amado. El segundo enemigo es nuestra
propia carne que nos acosa para que la rodeemos de placeres sin importar si son
buenos o malos. A ella sólo le interesa la satisfacción y esa satisfacción
aumenta la fuerza del orgullo y disminuye nuestras reservas espirituales. El
tercer enemigo es la suficiencia del conocimiento humano que nos inspira que
todo lo podemos porque somos maravillosos e inteligentes y nuestros
pensamientos no deben ser sometidos ni siquiera a la sospecha. De esa
prepotencia vienen los malos juicios, la envidia, el odio y los deseos de
vengarnos de aquellos que no apoyan nuestras equivocaciones.
¿Crees que
esos enemigos no existen y que podrás llegar al Padre Celestial sin la ayuda de
Jesucristo? Lee en el Evangelio cómo el Cordero de Dios acudía a la oración
antes de actuar sobre el mundo. Jesús, nos enseñó el modelo de oración, en el
cual nos señaló que debemos dirigirnos al "Padre nuestro que está en los
cielos" (Mateo 6:9). Debemos suplicar en nuestras oraciones directamente
al Padre y reconocer que recibimos la Gracia solamente por los méritos de
Jesucristo (Juan 16:23). Si queremos vencer a nuestros enemigos tengamos
presente que la oración debe ser la parte de nuestras vidas. La oración nos da
la oportunidad de compartir con Dios nuestros problemas, victorias y
necesidades.
A través de
la oración suplicamos a Dios por nuestras necesidades personales. Jesús dijo:
"Pedid y se os dará" (Mateo 7:7). La Escritura también dice: "No
tenéis, porque no pedís" (Santiago 4:2). Pero además de pedir la victoria
sobre nuestros enemigos Dios sabe que necesitamos alimento, ropa o casa para
nuestra familia, sabiduría para tomar decisiones, salud para nuestros cuerpos
enfermos, entonces el Espíritu de Dios nos dice que debemos confiar plenamente
en Él. Todo cuanto pidamos a Dios Padre hagámoslo con la confianza que nos da
su Hijo, Jesucristo, y por la intercesión de Él, esperemos recibir sus
bendiciones. (Mateo 5:44; Efesios 6:18).
Señor y Dios
nuestro, a ti clamamos porque te amamos y queremos cumplir tus preceptos:
"Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que
tú no conoces". (Jeremías 33:3). Responde a mis suplicas. Te lo pido en el
nombre de tu Hijo amado, Jesús. Amén.
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