¿En realidad, conoces el amor?
¿En realidad, conoces el amor?
Contrario a lo que se
piensa el ser humano reconoce que los bienes materiales no llenan su corazón.
Los placeres y vanidades de este mundo no son la principal motivación de la
inteligencia ni la única necesidad del espíritu. Los niños lo intuyen y
rápidamente abandonan el juguete que reciben o se olvidan del sabor de la
golosina que alguien les obsequia para salir a buscar nuevas emociones que los
hagan verdaderamente felices. Recuerdo a un líder espiritual que en uno de sus
talleres contó la siguiente anécdota: “Una joven pareja deseaba adoptar un hijo.
Fueron a la oficina de adopciones y allí el funcionario los llevó a
entrevistarse con un niño que reunía las características que habían señalado en
los formularios. Para animarlo, sonrieron y comenzaron a enumerar todo lo que
ofrecerían al infante: ropa de marca, novedosos juguetes, una habitación amplia
y de colores, e incluso, un perro pequeño, si lo quería. Pero el niño los
miraba sin entusiasmo. En sus labios no brotaba ni siquiera la sonrisa. Sus
ojos miraban hacia el techo o hacia el suelo. Después de asimilar la sorpresa y
comenzar a comprender al niño, los padres adoptivos lo interrogaron para que
fuera él mismo quien dijera que deseaba y ellos lo proporcionarían. Su
aspiración la pronunció con tres palabras: que me amen”. La actitud estoica del
niño demuestra que las aspiraciones más profundas del corazón humano superan lo
material y lo hedonista. Los bienes
materiales facilitan el bienestar individual y social, pero no responden a la
búsqueda permanente del ser humano. Sentirse amado es el verdadero deseo de
nuestra naturaleza humana. Esta es la esencia que lo distingue. El amor es lo
que llena el vacío del corazón humano. A este mundo vinimos a demostrar que
somos capaces de amar. Por eso Jesucristo vino a manifestar el amor más
absoluto, es decir, el amor que Dios siente por los humillados, los ignorados,
los enfermos, los presos, los condenados. El amor de Dios no cambia de acuerdo
con las emociones o las ideas sobre el comportamiento del ser humano. Por eso,
en el momento en que los hombres le ofrecieron odio, Jesús, el Hijo de Dios, para
manifestar su amor abrazó la cruz. Así testimonió que el perdón es la máxima
expresión del amor. Y tal como lo anunció a sus discípulos: "Nadie tiene
mayor amor que aquel que da su vida por sus amigos" (Juan 15:13). Luego,
"Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? Y
el apóstol que anunció el final de los tiempos así lo escribió: "Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan
3:16).
Ya pueden leer Alquimia del amor. Espero leer su opinión
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