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A mi madre

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Ella es paz, sombra y compañía. Amor que libra de la angustia. Caricia grata en la ausencia y alero amplio bajo la tormenta. Es la espiga donde abunda el trigo y la fuente donde la sed desaparece. Ella da al corazón el sosiego que une y hermana. Ella es canto de alondra en la fría mañana y beso de viento en el verano. De sus labios aprendí la poesía y sus palabras fueron árboles donde colgué mis sueños como nidos. Hoy que descansa en el lago azul la veo como cisne blanco que acompaña en la sequía. Efraín Gutiérrez Zambrano

Quasimodo

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Quasimodo Me estremece el dolor de Quasimodo. Aún veo el humo que lo ahoga. La impotencia se refleja en sus ojos. El encanto de sus torres se ha derruido. Brillan sobre el Sena las perlas que caen. La flama quema su corazón y su joroba. La primavera de los vitrales se evaporó. Las gárgolas de piedra, sus amigas, descuidaron el campanario. Quasimodo no escucha el bullicio de los peregrinos. Silencio y murmuración agrietan los recuerdos. No pudo librar de las llamas el rostro de Esmeralda. Quasimodo, como yo, siente los estertores de la ceniza.    Efraín Gutiérrez Zambrano       

Tres poemas de Efraín Gutiérrez Zambrano

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El niño Hace días registraba que en octubre siempre llueve sobre la montaña. Debo retractarme, octubre se ha vestido de llamas en los bosques donde vivía el cóndor. Lo curioso de todo es que los bomberos echan la culpa de tanto sudor a las nubes de humo con que juega un niño. Dicen que seguirá entre nosotros, antorcha en mano, sofocando al viento con sus bolardos de fuego. Es un fenómeno de inocencia que nos viene del mar afirman los meteorólogos en los informes que redactan en el lenguaje del yermo. Es un hijo bastardo del feroz Poseidón, se atrevió a escribir un académico de piel de arena. Un periodista, desde su oficina de vitral extinguido, pregona en la radio que ese niño no dejará de crecer hasta que se haya bebido toda la blancura de la nieve. Es la primera vez, dice a sus colegas de la mesa de ondas, que la infancia es una pesadilla para las represas que alimentan los acueductos de ciudades y pueblos. Muchos quisieran ver el rostro de la insólita criatura desprovista d...

El vacío del corazón humano.

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Por Efraín Gutiérrez Zambrano Hoy vive la sociedad una sensación de vacío. Algunos dirán que es una alucinación. Pero si se observa con la intención de hallar la verdad de la aseveración inicial se puede ver que mucha gente tiene horror al vacío. Se ve un hormiguero que se prepara para un largo invierno o un viaje sin retorno. Tienen grandes superficies abarrotadas de todo lo que pudieran necesitar ante la catástrofe que tal vez presagian. Y no es para menos. No disponen de tiempo para educar a sus hijos e hijas sino que se ocupan en actividades que produzcan dinero para comprar pedazos de felicidad que contienen las cosas en su interior. Parece que eso cree la gran mayoría adicta a la tecnología. Luego llenan los cuartos de niños y niñas con artefactos que los esclavizan y separan de padres y hermanos. La belleza del amanecer no constituye una noticia. Madrugan a mover sus carros y aviones para alejarse de esa tranquilidad que irradia la noche con sus estrellas. Busc...

Miedo por ser diferente

Jaime vivía con sus padres en una bonita casa con jardín a las afueras de una gran ciudad. Por las mañanas iba al cole en el autobús que le recogía en la puerta y por las tardes se entretenía jugando con su balón, sus coches y sus piezas de construcción en el jardín. Las horas le pasaban volando mientras disfrutaba saltando en la hierba, a pesar de que Mamá a veces le regañase por estropearle los geranios . Ella cuidaba de sus flores y sus tres árboles frutales con ilusión, pero le costaba subirse a la escalera y cargar con las ramas secas. Un día dijo papá en la cena:  - Hoy ha llegado a la fábrica una persona buscando trabajo. Parecía muy triste y cansado. Ahora no tenemos puestos libres, pero como le he visto grande y fuerte se me ha ocurrido ofrecerle cuidar del jardín para que mamá pueda descansar un poco. ¿Qué te parece?  - ¡Creo que es una idea muy buena! Así podrá ayudarme con la poda pues casi no llego a las últimas ramas de los árboles.  A la semana sigu...

Chocolate y felicidad

Lea y luego realice las actividades que aparecen al final del texto Chocolate y felicidad Hace tanto tiempo que ya nadie se acuerda de que hubo una época en la que cada niño vivía con un duendecillo de la felicidad que lo acompañaba desde el día de su nacimiento. Los duendecillos se alimentaban de la alegría de los niños, y por eso eran expertos inventores de juguetes y magníficos artistas capaces de provocar las mejores sonrisas. Con el paso de los años , los duendes mejoraron sus inventos y espectáculos, pero la alegría que conseguían era cada vez más breve. Por más que hicieran, los niños se volvían gruñones y exigentes cada vez más temprano. Todo les parecía poco y siempre querían más.   Y ante la escasez de felicidad , los duendes comenzaron a pasar hambre. Pero cuando pensaban que todo estaba perdido, apareció la pequeña Elsa. Elsa había sido una niña muy triste, pero de pronto se convirtió en las más poderosa fuente de alegría.   Ella sola bastaba para alim...

Ejercicio de argumentación

Lee el siguiente texto y responde a las preguntas que se hallan después de finalizar los hechos. En la zona serrana donde habita, una de las más alejadas y marginadas de Baja California,  los Pai-Pai acostumbran a cazar conejos,  así como aves y animales silvestres para comérselos.  Odilón,   entonces de 57 años,  le dijo a los policías que el rifle  lo utilizaba para cazar , que la carabina y las pistolas no servían y les explicó que su oficio era el de artesano y como prueba les mostró su taller casero. Sin hacer caso de los argumentos,  los policías le  solicitaron el permiso para portar las armas,  por lo que el indígena se mostró sorprendido. En su pueblo, ninguna autoridad civil o militar los había molestado por la portación de armas, porque para nadie era un secreto que los Pai-Pai cazan sus propios alimentos. Fue así como aquella mañana  Odilón fue arrestado y trasladado   al puerto de Ensenada, donde un ministerio...