Oración del día
29 de diciembre de 2022
Padre Celestial:
Te alabo y te bendigo por este nuevo amanecer. Gracias por darnos la oportunidad de preguntarnos:
¿Qué nos falta para ser felices? ¿Un
trabajo mejor, otra casa para alquilarla, un auto eléctrico que me lleve a todas
partes o un teléfono inteligente que
dialogue conmigo cuando me sienta solo? No, ¡eso nunca será suficiente! ¿Una
buena salud, una pareja cariñosa y trabajadora o unos amigos sinceros y atentos?
¡Eso tampoco será suficiente! La verdadera felicidad está más allá de la vida terrenal.
Un hombre muy rico preguntó a Jesús cómo obtener la vida eterna, y en el
Evangelio leemos:
Entonces Jesús, mirándole, le amó, y
le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él,
afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. (Marcos
10:21-22)
La sociedad trata de hacernos creer
que la felicidad está en los bienes materiales o que la práctica de sortilegios
nos llevará a ella. ¡Pero es falso! Sabemos por experiencia que cuando se colma
el deseo de la posesión se pierde el encanto y salimos a buscar otro bien. Además,
si nos aferramos a esos bienes, nuestro corazón correrá el riesgo de alejarse
de Dios. Para seguir a Jesús y gozar junto a él la felicidad que anhelamos,
debemos desprendernos interiormente de nuestros bienes, tanto materiales como
culturales, de todo lo que nos estorba o nos impide seguir al Señor. Pero
¿dónde hallar el deseo y la fuerza para hacerlo? En el llamado de Jesús para seguirle,
en su amor que nos atrae hacia él. El que mediante la fe responde
afirmativamente al llamado de Jesús halla una paz y una felicidad más profunda
y grande que todas las alegrías de este mundo. Nace de nuevo y vive del amor de
Cristo, para seguir sus pisadas sirviéndole cada día con humildad. Que hoy,
Señor, nos des la sabiduría para discernir y buscar los bienes que convienen a
nuestra vida eterna. Amén.
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