Oración del día
17 de septiembre de 2024
Padre celestial:
Deseo comenzar este día dialogando contigo para que me guíes y bendigas cuanto haga. Recuerdo que el sacerdote Elí estaba en tu templo dispuesto a servirte. Allí se hallaba, también, una mujer que oraba en voz baja. El sacerdote percibía que ella movía los labios, pero no escuchaba sus palabras. Ella sufría porque no tenía hijos y algunos se burlaban de ella por no poderlos concebir. Ana, profundamente herida y triste, estaba en la casa de Dios suplicando un milagro. Estaba convencida de que Dios escucharía su plegaria. Un año después la mujer concibió a Samuel, el gran profeta. (1 Samuel 1).
Esta historia me dice que puedo contarte
mis problemas y tú los escucharás, y si es tu voluntad, me responderás.
“Oh, Dios, oye mi oración. escucha las
palabras de mi boca. Hoy te quiero agradecer los días que me has permitido
vivir, que, si es tu voluntad, realices el milagro que tanto te he pedido. Como
Ana mis problemas quedan entre Tú y yo. Creo en tu palabra: “Clama a mí y yo te
responderé”. (Jeremías 33:3) Aparta de mí las preocupaciones de este día, los
vacíos y desencantos que producen vértigo e incertidumbre, aleja de mí la
enfermedad para que gozando de salud te pueda alabar y bendecir. Que hoy, como
el salmista, los demás digan: “Este pobre clamó, y le oyó el Señor, y lo libró
de todas sus angustias”. (Salmo 34:6) Te lo suplico en el nombre de tu amado
Hijo, Jesús. Amén.
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