Oración del día
9 de septiembre de 2024
Padre celestial:
Bajo este cielo quieto y nublado que acompaña el amanecer,
deseamos dialogar contigo. Perdona que, muchas veces, cuando sobrevienen
problemas que no tienen solución inmediata o la enfermedad y la muerte nos
visitan, solemos decir o escuchamos: “Sólo queda por hacer una oración”. Estas
palabras expresan que acudimos a ti como último recurso. Hacemos de la oración
una fórmula de superstición y no la oportunidad de acercarnos como hijos a
nuestro Padre para que nos ayude a sortear las dificultades.
La oración, tú lo dices, debe ser continua y con mucha fe. Debe
ser una conversación sincera contigo. “Acerquémonos, pues, al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
(Hebreos 4:16).
Hoy, imitemos a Jesús en su manera de amar a Dios y comunicarse
con Él. Antes de iniciar cualquier proyecto Cristo se comunicaba con el Padre.
Dialogaba con Él. Que nuestra primera oración sea de gratitud. Que hoy nuestra
alma vea «el resplandor de su gloria» (Hebreos 1,3). Que nuestras acciones sean
la incesante «alabanza de gloria» (Efesios 1,6). Sintamos la oración como la
necesidad de aire o agua. Digamos de
manera personal: Que hoy el Señor se hospede en mi alma, así digan, que se
hospedó en casa de un pecador. Que todos escuchen la voz de Jesús:” Hoy ha
llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de
Abrahán, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba
perdido”. (Lucas 19,10) Señor Jesús, sigue, las puertas de mi alma se abren
para recibirte. Sáname y aumenta mi fe. Amén.
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