Las falacias de nuestras percepciones.
Siempre nos ha preocupado que nuestros sentidos, por los menos los cinco que acostumbramos a mencionar como importantes, funcionen bien. No deja de producir frustración y dolor el saber que hemos perdido la vista o que el otorrino nos advierta que estamos perdiendo el oído. Nunca nos preguntamos qué sería de nuestra vida sin el tacto o a que sabrían los limones si careciéramos de las papilas gustativas. Sería una locura imaginar que, para seguir viviendo, nos tuvieran que cercenar las dos piernas. Qué perfume escogeríamos si el olfato desapareciera con el transcurrir de una noche. Gracias a los sentidos que nos ponen en comunicación con el mundo exterior comenzamos a moldear la vida como si estuviéramos haciendo galletas con figura de payaso. Sin advertirlo nos metemos en el molde y perdemos la modificabilidad estructural cognitiva que el Creador dio a nuestro cerebro. Para explicar esos términos del psicólogo Reuven Feuerstein en forma sencilla digamos que el cerebro es como...