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Las falacias de nuestras percepciones.

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Siempre nos ha preocupado que nuestros sentidos, por los menos los cinco que acostumbramos a mencionar como importantes, funcionen bien. No deja de producir frustración y dolor el saber que hemos perdido la vista o que el otorrino nos advierta que estamos perdiendo el oído. Nunca nos preguntamos qué sería de nuestra vida sin el tacto o a que sabrían los limones si careciéramos de las papilas gustativas. Sería una locura imaginar que, para seguir viviendo, nos tuvieran que cercenar las dos piernas. Qué perfume escogeríamos si el olfato desapareciera con el transcurrir de una noche. Gracias a los sentidos que nos ponen en comunicación con el mundo exterior comenzamos a moldear la vida como si estuviéramos haciendo galletas con figura de payaso. Sin advertirlo nos metemos en el molde y perdemos la modificabilidad estructural cognitiva que el Creador dio a nuestro cerebro. Para explicar esos términos del psicólogo Reuven Feuerstein en forma sencilla digamos que el cerebro es como...

El lenguaje de los sentimientos.

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En Secretos de los triunfadores escribí que las palabras son el mágico vestido de las ideas , pero olvidé mencionar a los sentimientos. Sin embargo, éstos hallan en gestos, presencias y actitudes otras formas de comunicarse desde nuestra interioridad. Para comprobarlo basta con observar los ojos ajenos para advertir el tedio o la alegría que causa el vivir. Y si la persona los baja o cierra para evitar que la auscultemos con nuestra mirada, esa actitud manifiesta que estamos en las orillas de ese gran piélago que no se advierte con facilidad porque somos amigos de las apariencias y no de los conocimientos profundos. Todos sentimos sus tempestades diurnas o nocturnas y sus olas serenas, sosegadas y tranquilas. Y sin embargo negamos esos parajes y ponemos en tela de juicio la existencia del alma. Hay momentos de ansiedad, desasosiego, zozobra, turbación y no podemos negar que hay días de gozo, alegres, generosos, optimistas. El gozo es el disfrute de los encantos y placeres qu...

Del jardín al caos.

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    Estos tiempos en que la nanotecnología sorprende cada día más con ingeniosos artefactos dejan al ser humano estupefacto. Sin embargo, sorprende que las amenazas internas y externas vayan en aumento. Pero olvidemos por ahora las últimas para concentrarnos en las primeras que tienen tanta influencia en la vida familiar, laboral, estudiantil y social. La ira, el desasosiego como lo llamaba el portugués Pessoa, el miedo (algunas veces inexplicable) son causa de respuestas inmediatas que se expresan en actitudes y palabras que comprometen el ser propio e indisponen la tranquilidad de nuestros semejantes. Aunque las amenazas no dan espera, reflexionar sobre ellas arroja luces sobre la manera cómo podemos enfrentarlas cuando se presenten en nuestra vida cotidiana. Son ciertas reacciones que podemos mitigar y, en el mejor de los casos, evadir. Cualquiera de estas amenazas internas mencionadas, si se deja que se hospeden de forma permanente, conducen a enfermedades que ...

ES LA HORA DE CAMBIAR

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  Ha llegado el amanecer. Es hora de comenzar.   En la noche he reflexionado y me hallo dispuesto a cambiar.   Me siento un tanto extraño porque no sé si tendré el valor de transformarme.   Mi cuerpo tiende a mantener su habitual quietud y mi mente se resiste a pensar.   Sé que si el aburrimiento me invade, soy yo quien lo genera.   Advierto que el mundo es monótono porque yo lo miro desde mi rutina.   El cielo se muestra gris y amenazante puesto que me fastidia verlo radiante como el sol.   Ese ha sido mi pasado, pero desde hoy mejoraré mi presente, pues de este viraje depende mi futuro.   No me quejaré de mi suerte porque es la que merezco. Para que justificar lo que no tiene disculpa.   Soy el señor, el dueño de mi propio destino e inútil sería culpar a alguno de mi fracaso.   Soy la semilla pronta a germinar. El roble que nada ni nadie podrán doblegar. He aprendido el secreto de mi voluntad.   ...

EL TRONCO Y LA NIÑA

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EL TRONCO Y LA NI ÑA NI ÑA: ¡Qué horror! No veo sino el campo yermo, solitario. ¿Dónde está el árbol? ¿Dónde la gala y el perfume de las flores? ¿Dónde las avecillas y las mariposas danzando en el éter azul? ¡Qué ho­rror! ¡ Qué tristeza, qué soledad! TRONCO: ¡Pst, pst, pst! ¡Mira, ni ña. Ven! NIÑA: ¿Quién me llama? ¡Uy, qué miedo! TRONCO: No te asuste mi voz, linda niña. Mira al suelo, aquí, a tu lado. NI ÑA: Oh, sí, ya te veo, canoso tronco, descan­sando sobre la madre tierra. ¡Pobrecito. Te dejaron sin ramas y sin hojas! ¡Ay, cómo tendrás de frió! TRONCO: Cierto, no soy más que un viejo tronco que el sol y la lluvia, aliados con mi verdugo el viento,  quieren transformar en humus, en  ceniza que fácilmente por los aires vuele, o que vaya a dar al mar, llevado por las aguas de los ríos! NIÑA: ¿Y cómo te defiendes, querido tronco? TRONCO: ¡Ay, niña!, cuando era frondoso árbol me podía defender del aire, del agua y del sol. Pero un día el hacha cruel...

Carta abierta a la familia de hoy.

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El mayor y verdadero éxito humano se halla en el interior de cada hogar. Allí donde el varón contempla a su esposa como tesoro frágil y maravilloso y la trata de acuerdo con ese noble sentimiento. Allí donde la esposa ve a su esposo como el faro que guía e ilumina y encuentra en él la fuente de fortaleza, consuelo y seguridad para ella y los frutos del amor mutuo. Allí donde los hijos miran a sus padres con respeto y no con temor. Allí donde el amor es el pan que se reparte a diario y en el corazón de sus miembros rebosa la gratitud. Allí donde Dios es quien guarda la puerta y por las ventanas entra radiante la luz de la fe. Allí donde al compás de los arpegios de la alegría suena como una trompeta la magia de la oración. Allí donde los padres descubren en sus hijos las bendiciones celestiales y comprenden la misión de ayudarlos a crecer y educarlos en principios y valores como una responsabilidad sagrada y un mandato constitucional y prioritario. Para hacer re...

Contradicciones de la grandeza.

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Fue Prótagoras quien enseñó que el ser humano es la medida de todas las cosas. En la edad media, entre tanto ícono religioso se vio reducido a ser siervo sin que su humildad tuviera fin diferente al de ser un objeto sin derechos fundamentales. Con el renacimiento el antropocentrismo cobró vigencia y arrebató al absolutismo la mayor parte de los privilegios de los cuales hoy goza. Mas fue necesaria la revolución y el derramamiento de sangre para convencer al mundo de su libertad y autonomía. Sin embargo, en esa gran colmena humana el número de obreros y mendigos es mayor que los disfrutan las mieles de la libertad real. Nadie puede negar que muchos se lamentan de su condición humana porque no encuentran en ella posibilidades sino causa de humillaciones. Grandes conquistas del pensamiento humano no han servido para enaltecerlo sino para vilipendiarlo. Su fe ciega en las bondades de la democracia, por ejemplo, lo han crucificado en las peores dictaduras constitucionales. Tal vez l...