Del jardín al caos.
Estos tiempos en que
la nanotecnología sorprende cada día más con ingeniosos artefactos dejan al ser
humano estupefacto. Sin embargo, sorprende que las amenazas internas y externas
vayan en aumento. Pero olvidemos por ahora las últimas para concentrarnos en
las primeras que tienen tanta influencia en la vida familiar, laboral,
estudiantil y social.

Cualquiera de estas
amenazas internas mencionadas, si se deja que se hospeden de forma permanente,
conducen a enfermedades que afectan el cuerpo, la mente, y el espíritu del ser
humano. Y terminan arrojando al olvido y a la soledad a quien las padece.
Entre sus causas se
puede señalar la confusión que se experimenta cuando no distingo lo que soy, lo
que deseo ser, lo que tengo y lo que necesito. Este estado de caos contamina
todo el ser y la forma natural de expresarlo es en acciones y palabras que
muestran un ser humano inquieto, molesto e irritable. Si no hay un control a
tiempo se cae en la depresión y la esquizofrenia.
El primer paso es admitir que este desorden
amenaza el maravilloso jardín de la libertad interior y la frondosa selva de la
armonía social. Ser consciente de ese desequilibrio interno permite constatar
en la experiencia propia que la mayoría de las veces resultan de dar
importancia mayor de la que tienen las cosas y los eventos.
Hay quienes se
alteran porque su hijo o su pareja no llegan al lugar y hora fijados y cuando
éstos se hacen presentes inician una perorata que desequilibra al recién
llegado y termina la escena en una trifulca que bien se pudo evitar. Algunas
mujeres se ofenden cuando el esposo o la amiga no le alaban el vestido que
estrenan porque ellos ni cuenta se dan del estreno. Otros, de sólo pensar que
mañana no pueden cumplir con la cita porque tienen mucho trabajo en el colegio
o la oficina, se llenan de ira. Cuando alguien los saluda amablemente responden
con brusquedad a quien ni siquiera sabe por qué está molesto. Y si el otro es proclive
a la ira, se forma la pelea. No faltan los que dejan que la adrenalina se salga
de su cauce habitual porque presencian un evento y, al compararlo con una
experiencia pasada, recuerdan que a la tía le sucedió eso mismo con un
desenlace desagradable y comienzan a creer que a ellos les pasará algo similar y
de la ira pasan al miedo permanente. Pero el grupo mayor lo forman los que
dejan que otros les susciten necesidades innecesarias, es decir, que comienzan
a sufrir por lo que no tienen y que, si lo analizan, no les hace falta para
nada. Entran al supermercado por azúcar pero hallan a la vendedora de adornos
para la pared
y se paran a escucharla y terminan en la casa maldiciendo porque no compraron el azúcar para el café, pero tienen un bello adorno sin colgar.
Así las cosas, se
puede concluir que la mayoría de las ocasiones esas amenazas internas son el
producto de las nimiedades. Es indispensable que se hagan análisis que
conduzcan a la realidad y no a las suposiciones. Que se distinga entre la
necesidad básica, fundamental y aquella que no lo es. Y que se distraiga la mente
con diversiones, música, cine, lecturas y charlas que ayuden a crecer la humanidad
y la felicidad propias y ajenas.
Aquí cabe recordar a ese gran poeta chileno, Pablo Neruda, quien dijo: "Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo" Pablo Neruda
Aquí cabe recordar a ese gran poeta chileno, Pablo Neruda, quien dijo: "Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo" Pablo Neruda
El 6 de junio haremos la presentación del libro Secretos de los triunfadores (Tercera edición). Gracias a todos los lectores que leen y difunden esta obra.
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