Oración del día


 

10 de octubre 2022

Señor Jesús:

Tener fe no es fácil en un mundo que todo lo somete al laboratorio o a los testimonios de los medios de comunicación.  Por eso en este nuevo día vengo ante ti como aquella mujer extranjera que te suplicó que curaras a su hija que se hallaba enferma. (Mateo 15:21-28) Eso ocurrió cuando andabas por la región de Tiro y Sidón y esta mujer te llamó "Hijo de David", el rey de Israel, aunque ella no pertenecía a ese pueblo. Tu respondiste con el silencio. Pero como la mujer insistía, tus discípulos quisieron despedirla. Entonces Tú les explicaste que sólo habías sido enviado a las ovejas perdidas de Israel. Ella le suplicó una vez más diciendo simplemente: "¡Señor, socórreme!" (v. 25). Con una aparente dureza, Tú la sometiste a prueba y le dijiste que no convenía dar a los extranjeros lo que estaba destinado a Israel. ¡Qué prueba! Ella no se desanimó, Con humildad aceptó su condición de extranjera: «Por supuesto que soy una extranjera, pero los hombres dejan restos de su comida para alimentar a los perros, y estoy segura de que el corazón de Dios es más grande que el de los hombres». Ante su humildad y su fe probada le respondiste: "Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres" (v. 28). Y en ese momento su hija fue sanada.

Como ella me someto a tu voluntad. Si Tú quieres puedes concederme la gracia que te suplico con humildad. Que yo te pueda alabar y bendecir porque eres fiel a tu palabra.  Reconozco que soy un pecador que necesita de tu gracia y tus bendiciones. Acepto las palabras de tu apóstol que me dice:

“Para que sometida a prueba vuestra fe... sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. (1 Pedro 1:7).

Hoy pongo sobre tu altar a mis hijos para que sanes sus corazones y los bendigas. Ya probaste mi fe. Ahora sé que tu amor se manifestará en ellos. Amén.  

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