Oración del día
5 de octubre de 2022
Señor:
Gracias por el milagro de la vida y las bendiciones
que de ti recibo.
Concédeme tu Santo Espíritu para que me
guíe al leer: "Porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por
él me mató". (Romanos 7:11-25). No puedo
negarte, el pecado es tentador. Desde el primer momento el maligno procura
desanimarme y convencerme de que no debo confiar en Ti, Señor. Que mejor es
creer en lo que el mundo ofrece. Es una empresa la que da trabajo, dinero, bienestar.
Orar es pérdida de tiempo. El camino hacia la muerte resulta, y es paradójico,
más atractivo que seguir tus preceptos que conducen a la vida eterna. La
dificultad para creer en ti o el problema para escucharte, no radica en tu
Palabra, sino dentro de mi corazón que no sabe distinguir el gozo del espíritu
del placer de la carne. El problema es un problema de humanidad, de fragilidad,
de incertidumbre. Pero no puedo dudar de un Dios que me ama y quiere lo mejor
para mi vida.
"De manera que la Ley
a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno". No hay defecto en la ley. Es santa porque expresa tu voluntad, es tu revelación,
es tu Hijo mismo. Los requisitos de la ley se ajustan a la justicia, pero tus
intenciones, oh, Dios, son llevarnos a gozar de tus jardines eternos y en medio
del desierto nos muestras la belleza de las flores. Necesito tu ayuda para
comprender esta paradoja de la existencia.
"Sabemos que la Ley es
espiritual; pero yo en mi condición humana soy carnal, estoy vendido como
esclavo al pecado". Esta es la causa de una
lucha entre querer hacer lo bueno y ejecutar lo malo. No deseo ser más un
esclavo, sino un hijo tuyo. Ayúdame a ganar esta batalla. Escucho las palabras
del profeta como un susurro del viento:
«Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan
su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a
nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra
fortaleza». (Nehemías 8:10)
Que no olvide el ejemplo de tu Hijo amado en esta jornada que
me brindas. Amén.
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