Oración del día
30 de octubre de 2022
Bendigamos
y alabemos
al Padre
de Nuestro Señor Jesucristo que nos ha dado todo su amor en la sangre de su
Hijo para que todos podamos ser sus hijos adoptivos. ¿Quién nos puede amar más
que aquel que nos envió a su Hijo para que muriendo en la cruz nos abriera las
puertas de los cielos y pudiéramos entrar con él al son de arpas y trompetas?
Que no
quede la menor duda y que todos los labios proclamen: Dios es amor. Por ese
amor, nosotros pecadores, llenos de júbilo nos acercamos a su altar a esperar
que nos bendiga como el sol que reparte su luz sobre los paisajes para
engalanarlos y maravillarnos. Recordemos al salmista: “Mas Tú, Señor, eres
escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza… Yo me acosté y
dormí, y desperté, porque el Señor me sustentaba”. (Salmo 3:3-5)
Por este
amor, te damos gracias y asombrados reconocemos los portentos del universo como
visión anticipada de la gloria prometida a quienes sigamos el ejemplo de tu Hijo.
Por ese amor, te suplicamos que tu misericordia se esparza como el aire y
llegue a nuestros corazones para rebosarlos de la dicha que da el perdón.
Porque eres amor nos atrevemos a decirte con la sinceridad transparente del
amanecer, gracias, Padre, por enviarnos a tu Hijo y a tu Santo Espíritu. Amén.
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