Oración del día

 


 Señor Jesús:

 

En este nuevo día te quiero alabar. Pero hoy tengo afán. Es el afán del mundo que me llama. Debo salir pronto a encontrarme con su bullicio y no tengo tiempo suficiente para ti. Perdona mi Señor y Salvador esta sinceridad. Debo orar, hablar contigo rápidamente. Tú dirás que debo amar a Dios sobre todas las cosas. Eso tal vez lo comprendo, pero las circunstancias de esta mañana son adversas al precepto. El reloj corre velozmente y en su carrera se agita mi alma. Hay otra norma que no puedo olvidar. No debo llegar tarde a mi sitio de trabajo. He de darme prisa. Si no salgo pronto la ciudad en breves minutos se volverá un caos y no podré avanzar por sus calles atestadas de vehículos. Allí la lentitud será la causa de mi afán. Perdóname, Señor, y espero tu comprensión.

Dame en este día la paz que prometiste a tus discípulos. Hazme comprender que mis afanes son efímeros y que tus palabras son de vida eterna. Que hoy, en medio de la inquietud, me sienta libre, sereno porque Tú me acompañas. Gracias te doy por la brisa fresca de este amanecer y no dejes que la fría indiferencia se apodere de mí y me olvide de aquellos que sufren los rigores de la enfermedad. Por ellos imploro su pronta recuperación. Tú eres el dueño de la vida y la salud y si Tú quieres puedes sanarlos. Ten compasión de su dolor y ven pronto a devolverles la salud. Señor, no dejes que la enfermedad, que es la hija preferida de la muerte, toque las puertas de esta casa o se apodere de mi cuerpo. Cuida de mí y que tu Santo Espíritu no se aparte de mí.

Señor, que en este momento tu presencia se haga presente en los enfermos y ellos sientan tu poder sanador. Que lo sientan como yo lo he sentido. Señor, gracias por mi vida y mi salud. Alabado seas Señor. Amén.

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