Oración del día
18 de
noviembre de 2023
El Señor
ahora está en el cielo y desea acompañarnos en nuestras necesidades y
angustias. Debemos confiar en su poder y cuando estemos al borde de la
desesperación volvamos nuestro rostro a Jesús. Él hace suyas nuestras pruebas,
de modo que podamos atravesarlas tomados de su mano (Isaías 63:9). No vivamos
la prueba como algo ajeno a Dios. Pidamos al Señor su consejo ante nuestra
situación. Él nos invita a dialogar con Él. Confiemos en su amor. Si nos
sentimos cansados, frustrados o agobiados pidamos fortaleza para vencer ese
malestar impreciso que nos impulsa a desesperarnos. No tratemos de luchar solos
con nuestras dificultades; dirijámonos a Jesús y contémosle todo para que nos
enseñe y nos anime. ¡Él nos dará la sabiduría! Si en medio del dolor nos encerramos
en nosotros mismos, no tendremos ninguna fuerza, y el diablo ganará la batalla.
En cambio, si
vivimos nuestras angustias junto a Jesús, experimentaremos que éstas han sido
un camino para llevarnos a descubrir el amor del Señor de una manera nueva.
Quizás también sea una manera de enseñarnos a ser sensibles a las penas ajenas.
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido
la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le
aman”. (Santiago 1:12). Dios es nuestro refugio.
Digamos como
el salmista: Señor, dígnate escucharme, porque estoy muy triste y pobre,
protégeme, pues te soy fiel. Tú eres mi Dios, ¡Salva a este siervo tuyo que en
ti confía! Amén.
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