Oración del día
16
de marzo de 2025
Señor:
Te reconozco como Padre y deseo alabarte y darte gracias.
Siento
amor por mis hijos y pienso que se parece al amor de Dios por su pueblo. Somos
su familia. Pero luego recordé tantas
noticias sobre los abusos de los padres, incluso algunos que llegan a la muerte
violenta de sus hijos. También vino a mi memoria que, yo mismo, he cometido
errores con mis hijos. Muchas veces escogemos lo que más conviene a nuestros
intereses y de manera egoísta nos olvidamos de darles amor verdadero.
Creemos que darles dinero y cosas es suficiente y que ellos serán felices.
Pero Dios
nunca falla. Él siempre quiere lo mejor para
nosotros. No dudó en darnos incluso a su propio hijo para morir en nuestro
lugar en la cruz, para que podamos tener vida eterna. Y para que
fuéramos llamados Hijos de Dios. Somos hijos del mismo Dios. El llena de
bendiciones a quienes lo reconocen como Padre y acatan su voluntad.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de
Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a
él. (1 Juan 3: 1)
El amor
de Dios no tiene comparación. Pensemos en
las circunstancias que rodean nuestra vida y digamos con fe:
Señor, te
agradezco tu inmenso amor. Tu amor no puede compararse con nada terrenal. El
amor perfecto sólo existe en ti y quiero que no olvides que soy tu hijo y
necesito de tus bendiciones. Protégeme de todo mal y llévame por el camino
recto. Amén
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