Oración del día
Padre celestial:
En el silencio de este nuevo día
elevo a ti mi oración. Cuando me agobian los problemas, me ataca la enfermedad
o el fracaso sale a mi encuentro, me pregunto: «¿Por qué?». Los amigos tratan
de animarme y consolarme, pero sus palabras no disminuyen mis dolores y penas. Tú,
mi Dios, me das una respuesta muy diferente, aunque a veces, lo confieso no es
la que esperaba. Pero en el sufrimiento, consecuencia de mis equivocaciones, te
acercas a consolarme como lo hiciste con Jacob (Génesis 28:13-15). Te confieso
mis pecados y hallo paz. En las pruebas me enseñas que debo confiar en ti sin
caer en la desesperación. Permanezco atento a tus palabras y mi vida se
transforma y, consciente de la salida del laberinto en que me encuentro, recuerdo
al profeta: En quietud y en confianza será vuestra Fortaleza. (Isaías 30:15).
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