Oración del día
20 de marzo de 2022
Señor Jesús:
Gracias por darnos la oportunidad de contemplar una
vez más las maravillas de tu creación. Gracias por instruirnos a través de tu Palabra.
"Como baja la lluvia y la
nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado la tierra, sin haberla
fecundado y haberla hecho germinar, para que dé la simiente para sembrar y el
pan para comer, así será la palabra que salga de mi boca. No volverá a mí con
las manos vacías sino después de haber hecho lo que yo quería, y haber llevado
a cabo lo que le encargué." (Isaías, 55:10 -11).
La Palabra es una
realidad viva que nos comunica el amor de Dios. Enviada del cielo para revelar
y para llevar a cabo su tarea de salvar al pecador. Eficaz como la lluvia y la
nieve para regar y fecundar la tierra. La Palabra, para quien la medita y
practica, llena de esperanza su corazón. El Señor está presente en los
sufrimientos y temores de sus hijos. De generación en generación quienes se
acercan a la Palabra de Dios han vivido el consuelo de quien hace salir el sol
sobre pobres y ricos.
Todos los bautizados
somos la Iglesia de Cristo. Él nos llama para rodearnos con su amor. Cristo es
la Palabra hecha carne que bajó de los cielos. Pero es necesario confiar en el
Padre, dejarnos guiar por el Espíritu Santo, permitir que nos empape su mensaje
para comprenderlo. La Palabra, como el agua, transforman al pecador en creatura
nueva. "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para
que el mundo sea salvo por él" (Juan 3:17). "El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el
nombre del unigénito Hijo de Dios" (v. 18). Maravillémonos en Jesús y su
Palabra y practiquemos sus preceptos. "La fe es por el oír, y el oír, por
la palabra de Dios" (Romanos 10:17). Cuando se
presentaban Tus palabras, yo las comía; Tus palabras eran para mí el gozo y la
alegría de mi corazón, Porque se me llamaba por Tu nombre, Oh SEÑOR, Dios de
los ejércitos.
(Jeremías 15:16). Señor, en este
nuevo día, te pedimos que nos alimentes con tu Palabra y nos des sabiduría para
digerirla. Amén.
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