Oración del día

25 de marzo de 2022 

 Señor Jesús: 

 Gracias te damos por todas tus bendiciones. Tú Evangelio nos instruye. Hoy leemos en Mateo 10:28 “No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno”. Aquellos que matan no pueden hacer nada más después del homicidio. Podemos deducir que en el juicio final seremos juzgados como seres compuestos de alma y cuerpo. Las palabras de Jesús son prueba concluyente de que hay un infierno, tanto para el cuerpo como para el alma, en la eternidad. Los que matan demuestran con sus actos de crueldad que desprecian la vida y al autor de la vida. Se alude también a las crueldades que los perseguidores ejercen sobre los discípulos de Cristo y que son sometidos al martirio. Pero no son capaces de matar el alma con su desprecio a la vida. Por tanto, encontramos que el cuerpo y el alma son distintos, pero forman el ser humano. El cuerpo puede morir y el alma escapar a la muerte terrenal; en segundo lugar, el alma es inmaterial, porque los asesinos del cuerpo no tienen el poder de dañarla. No es el fuego del infierno lo que debemos temer, sino a Dios; su sentencia es inapelable después del juicio final. Hoy es el día para arrepentirnos y volver al camino correcto. Es hoy que debemos tomar la decisión de escuchar su voz y ser obedientes a sus mandatos. La justicia humana y los dueños del poder pueden decretar la muerte, pero Dios pedirá cuentas de los homicidios y del llanto causado por nuestras acciones. Señor, ten piedad de nosotros y perdona nuestra ceguera espiritual. Amén.