Oración del día
8 de marzo de 2022
Padre celestial:
Hoy pongo en mi boca palabras de alabanza para ti, mi Dios. En mis
labios pongo la plegaria que se eleva a tu altar como incienso.
Padre
celestial, me acerco a Ti con fe y esperanza. No dudo que día a día Tú estás en
mi vida colmándome con tu presencia y bendiciendo a todos los miembros de mi
familia.
Tú formaste mis entrañas; tú me
hiciste en el vientre de mi madre. Gracias Señor, por la mujer, depositaria y
defensora de la vida.
Dios creador habló y sigue hablando
a los seres humanos. A través del tiempo y en toda la tierra, la naturaleza da
testimonio del poder y de la sabiduría de Dios. "Los cielos cuentan la
gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1).
"Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió" (Salmo 33:9).
"Porque en él fueron creadas todas las cosas... y todas las cosas en él
subsisten" (Colosenses 1:16-17).
Este universo maravilloso en lo
infinitamente grande como en lo pequeño, habla de la grandeza de su Creador.
Ese poder divino suscita la admiración de quien se detiene a observar su obra,
pero a menudo no penetra su mirada la grandeza de Dios porque no quiere ver con
el corazón. No quiere escuchar el lenguaje que modulan los árboles y las
piedras de los ríos. Sin embargo, Dios declara que el testimonio irrefutable de
la naturaleza responsabiliza a los seres humanos dotados de razón: "Las
cosas invisibles de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa" (Romanos 1:20). A nosotros no nos
corresponde medir el grado de responsabilidad de las personas que no reconocen
ese testimonio, pero leamos: "Dice el necio en su corazón: No hay
Dios" (Salmo 53:1). Nosotros, criaturas dotadas de una inteligencia, ¿nos
atreveríamos a decir semejante cosa? "Yo soy el Señor, y ninguno más hay;
no hay Dios fuera de mí" (Isaías 45:5). La ceguera espiritual del ser
humano consiste en negar a Dios y no verlos en su maravillosa creación.
Señor, danos sabiduría para
comprender los secretos y leyes del universo que creaste. Ayúdanos a entender
que debemos defender la vida y la paz como bienes superiores que nos conducirán
a las moradas celestiales según el testimonio de su Hijo. Amén.
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