Oración del día
18 de febrero de 2024
Amado Dios:
Te bendigo y alabo en este nuevo día. Dame sabiduría para
entender que nos diste una vida corta, pero con un propósito.
Cuando un médico informa a su paciente o a sus familiares
que esa enfermedad inevitablemente conducirá a la muerte en pocos días, la
reacción es de incredulidad. El ser humano se resiste a creer que la muerte
ronda desde que se nace. Está convencido de que la muerte es un acontecimiento
que puede suceder en casa del vecino, pero no en su casa. Mientras no llega una
enfermedad considera que la vida es eterna y que todos los días sucederán uno
tras otro sin novedades aciagas y que todo el camino serán rosas y risas a lado
y lado.
Siempre se deja para después lo esencial. Se tienen
sentidos que informan de lo que sucede en nuestro cuerpo y entorno, pero no le
damos importancia porque se cree que eso no afectará nuestra vida. Es que somos
ciegos para ver e interpretar los signos de cada día. ¿Por qué es necesario
estar gravemente enfermos para comprender que la vida es corta y que tenemos
una misión a realizar a la cual fuimos llamados?
El apóstol Santiago nos dice que la vida es como una
neblina (Santiago 4:14). La vida es frágil. Dios lo quiso así para que le
diéramos valor. Darle valor significa que la aprovechemos al máximo. Sin
excesos, porque los excesos conducen a enfermedad y ruina.
El vino es escarnecedor, la bebida fuerte alborotadora, y
cualquiera que con ellos se embriaga no es sabio. (Proverbios 20:1).
Detengámonos hoy a reflexionar sobre nuestra vida y buscar
a Dios ahora que disponemos de fuerzas. A Dios le agrada lo que libremente
escogemos para nuestro bien y su honra y gloria. Dios nos conceda salud y
sabiduría para comprender lo frágil que es la vida. Amén.
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