Oración del día

 


5 de febrero de 2024

Señor Jesús:

 Te alabo y glorifico porque tú eres mi fuerza y no puedo iniciar la jornada sin elevar una plegaria de gratitud a quien todo me da en cada instante de mi vida. Tú nos enseñaste a orar. En primer lugar, nos dijiste que es al Padre a quien debemos dirigir nuestra oración. En segundo lugar, debemos tener un propósito claro, es decir, una o varias peticiones breves y claras. (Lucas (11,1-4)) Es con Él que dialogamos y abrimos nuestro corazón. Aunque Él ya conoce nuestras necesidades y anhelos desea escucharlas de nuestros labios para confirmar nuestra actitud. (Mateo 6:8). Sin fe nada alcanzaremos y terminaremos decepcionados porque diremos que Dios no escucha. Pero muchos testimonios, comenzando por el mío, demuestran que quien invoca a Dios en la tribulación es oído. Incluso, así haya muerto, resucitará, si cree en el Hijo de Dios. (Marcos 5:21–43) Importante es la perseverancia. Si nuestra oración carece de esa persistencia, nada logramos obtener para beneficio nuestro. Pero también la oración a Dios debe hacerse con el corazón contrito, reconocer ante Él nuestra condición de pecadores.  (Lucas 18:1-14) Al recibir la gracia que tanto pedimos es nuestro deber agradecer e ir a contar a los demás lo grande que ha sido el Señor con nosotros. (Lucas 17:11-19) Señor, danos hoy sabiduría y propósito para que nuestras oraciones sean agradables a tus oídos. Amén.  

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