Oración del día
22 de febrero
de 2024
Padre Celestial:
Gracias por este maravilloso amanecer que nos otorgas. En el libro del Eclesiastés (10:19) leemos: “El dinero sirve para todo”, pero poseer dinero en abundancia no garantiza la felicidad ni asegura la vida eterna. Tú Hijo, Jesús, nos dijo: La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. (Lucas 12:15). Como consecuencia salta una pregunta que debe inquietarnos: ¿Sería más feliz si consiguiese más dinero? La vida me responde con hechos. Hace poco una vecina lloraba la pérdida de su hermano porque se ganó una lotería y por robarlo lo mataron.
Mucha gente
rica vive entre bienes, pero expresan su insatisfacción ante las cosas. Somos
como niños que deseamos un juguete y al tenerlo expresamos júbilo, pero luego
nos cansamos de jugar y lo dejamos abandonado en un rincón. La posesión, el
consumo y la diversión que proporcionan las cosas no llenan el espíritu humano.
Mas bien generan tensiones, amarguras y dolores. Somos víctimas de las
ilusiones que proporcionan las cosas. En el Eclesiastés más adelante leemos:
“No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer
alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo (…) Todo era vanidad y
aflicción de espíritu”.
Esta
conclusión nos lleva preguntar por las verdaderas riquezas y Jesús responde:
“No os hagáis tesoros en la tierra… sino haceos tesoros en el cielo. (Mateo
6:19-20). El dinero es necesario, pero tengamos en cuenta que “vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primero el
reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo
6:32-33). Pidamos en este nuevo amanecer a nuestro Dios sabiduría para aprender
a escoger entre las ilusiones del mundo y las verdades que al aceptarlas y
vivirlas conducen a la vida eterna. No seamos necios y escojamos lo mejor.
Amén.
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