Oración del día

20 de diciembre de 2023

 Padre celestial:

Vamos camino al pesebre. Queremos contemplar el rostro de tu Hijo amado. Ayúdanos a seguir el camino y permite en este amanecer que meditemos sobre lo que pensamos y hacemos.

Algunos dicen: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos”. (1 Corintios 15:32). Otros no tienen preocupación diferente a la del fútbol Un año de competiciones son llamativas y apasionantes para ellos. Pareciera que «lo más importante de la vida es el fútbol». Sentarse en la gradería de un estadio y observar cómo se deslizan los jugadores persiguiendo el balón los hace felices. Pero ese partido inolvidable ¿puede por sí solo colmar nuestras aspiraciones más profundas? ¿No nos hace olvidar que debemos buscar un sentido a nuestra vida y una felicidad que trascienda? Vivir lejos de Dios y sin preocuparse por sus palabras hace que la monotonía conduzca al hastío. El ser humano está turbado y muy a menudo demuestra con sus acciones que es infeliz. Todo lo que se hace para olvidar las penas y fracasos lo prepara para un despertar mucho más doloroso y cuando tenga que comparecer ante Dios, juez soberano será tarde para contestar la pregunta del profeta: ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin? (Jeremías 5:31).

Dios nos tiende su mano y nos ofrece la reconciliación. Dio a su Hijo en sacrificio para salvar a los seres humanos. “Arrepentíos, y creed en el evangelio”. (Marcos 1:15). Todo el que lo desea puede, pues, ponerse en relación con Él y conocerlo personalmente. Volvamos nuestros ojos a Dios y aceptemos lo que nos ofrece. Creamos en aquello que nos dice, pues su Palabra es la verdad. Camino al pesebre entremos en relación con él. La seguridad, la paz, el gozo y la esperanza que Dios da a quienes lo aceptan llenará nuestros corazones y nuestros pensamientos girarán en torno a sus preceptos. Apreciemos, en este nuevo amanecer el sentido verdadero de la vida. Padre, te pedimos que los placeres cotidianos no nos dejen olvidar tu amor. No nos desampares e ilumina el camino que nos lleve a tu morada eterna. Danos tu Santo Espíritu para que podamos discernir y hacer frente a las tentaciones efímeras que el mundo nos ofrece.  Amén.