Oración del día
25 de diciembre de 2023
Padre celestial:
Danos sabiduría para comprender la encarnación del Hijo de Dios. Para comprender lo que en verdad significa navidad.
“Y dio a luz a su hijo primogénito, y
lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para
ellos en la posada”. (Lucas 2:7)
Un recién nacido nos causa emoción y
admiración. Los pastores, primeros en enterarse del nacimiento de Jesús las
experimentaron. Ellos habían sido advertidos por un ángel que el niño que iban
a encontrar acostado en un pesebre de Belén, la ciudad de David, era el
Salvador, el Cristo, el Señor. Al verlo se maravillaron y glorificaron a Dios.
¿Qué sentimos hoy ante el nacimiento de Jesús? Estamos ante una belleza
sublime, pero no podemos penetrar en el misterio de este nacimiento. Dios tenía
que hacerse hombre, según las profecías, es decir, pasar por el proceso que
vive todo hombre desde el nacimiento hasta la edad adulta. El misterio de
Belén, el nacimiento del niño Jesús, es la manifestación de un hecho único que
sobrepasa todo conocimiento humano: la encarnación de Dios, es decir, Dios
hecho hombre. Jesús es el Hijo de Dios. Es la base de la fe en Jesús, el
Salvador del mundo. Jesús es plenamente hombre y plenamente Dios. El hecho de
que Jesús se haya rebajado de tal modo que se lo conozca como «el niño de Belén»,
o «el mártir del Gólgota», no se opone al hecho de que sea el todopoderoso. Al
contrario, Jesús, el Hijo de Dios, es la verdadera revelación del poder y del
amor divinos. ¡Qué bella prueba de amor por parte de Dios: vino a vivir entre
los hombres bajo la forma tan frágil de un recién nacido! La encarnación de
Dios es el camino del amor divino hacia el hombre. Para nosotros es un motivo
de adoración si vivimos la fe. Jesús, el "Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros." (Juan 1:14). Acerquémonos al pesebre a contemplar la
gloria.
Señor, gracias por venir a compartir
con nosotros y a enseñarnos el camino al cielo. Líbranos de la avaricia y que en esta navidad la solidaridad y
generosidad sean las virtudes que iluminen el camino de quienes te aceptamos
como el Salvador. Te lo pedimos, Padre Celestial, en el nombre de tu hijo
Jesús. Amén.
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