Oración del día
Padre celestial:
Gracias por este amanecer que me otorgas. Te
pido que me guíes y bendigas cuanto haga. Recuerdo que el sacerdote Elí estaba
en tu templo dispuesto a servirte. Allí se hallaba, también, una mujer que
oraba en voz baja. El sacerdote percibía que ella movía los labios, pero no
escuchaba sus palabras. Ella sufría porque no tenía hijos y algunos se burlaban
de ella por no poderlos concebir. Ana, profundamente herida y triste, estaba en
la casa de Dios suplicando un milagro. Estaba convencida de que Dios escucharía
su plegaria. Un año después la mujer concibió a Samuel, el gran profeta. (1
Samuel 1). Esta historia me dice que puedo contarte mis problemas y tú los
escucharás, y si es tu voluntad, me responderás.
“Oh, Dios, oye mi oración. escucha las
palabras de mi boca. Hoy te quiero agradecer todas tus bendiciones. Si es tu
voluntad, realiza el milagro que tanto te he pedido. “Ahora bien, los apóstoles dijeron al Señor: “Danos más fe”. Entonces el Señor
dijo: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a este
moral: ‘¡Sé desarraigado y plantado en el mar!’, y les obedecería”. (Lucas
17: 5-6) Como Ana mis problemas quedan entre Tú y yo.
Creo en tu palabra: “Clama a mí y yo te responderé”. (Jeremías 33:3) Aparta de
mí las preocupaciones de este día, los desengaños que producen incertidumbre,
aleja de mí la enfermedad para que gozando de salud te pueda alabar y bendecir.
Que hoy, como el salmista, los demás digan: “Este pobre clamó, y le oyó el
Señor, y lo libró de todas sus angustias”. (Salmo 34:6) Te lo suplico en el
nombre de tu amado Hijo, Jesús. Amén
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario