Oración del día
22 de diciembre de 2023
Quiero alabarte y bendecirte en
este nuevo día que me concedes. Gracias por esta oportunidad de meditar y
ofrecer mi jornada para gloria tuya. Me doy cuenta de que las situaciones
pasadas tienden a repetirse. La vida es cíclica. A una época de crisis sigue
una de prosperidad, la cual a su vez es seguida por una época de decadencia.
Las mismas causas producen los mismos efectos. Así lo estableciste. Los
planetas y estrellas me mueven en órbitas y a una estación sigue otra y se
produce la repetición: "¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo
que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol"
(Eclesiastés 1:9). Pero Dios, juez de todos, aprecia de forma soberana cuanto
hace el ser humano. El Señor "traerá toda obra a juicio, juntamente con
toda cosa encubierta, sea buena o sea mala" (Eclesiastés 12:14). Según el
libro del Génesis la maldad de los hombres acarreó un diluvio, el cual destruyó
lo que había en la tierra y a sus habitantes. Igualmente, la perversidad de los
habitantes de Sodoma trajo como consecuencia su destrucción. Los hechos no
suceden de manera vertiginosa y los años parecen avanzar lentamente. A un siglo
sigue otro y la maldad va en aumento.
Pero un día Dios pondrá fin a la
historia humana y terrestre Hasta ahora ha soportado toda la maldad que su
criatura ha acumulado bajo el sol, pero su paciencia llegará a su fin. “El
Señor... es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento. (2 Pedro 3:9). El tiempo de adviento es
preparación para recibirle y Dios espera que nos presentemos ante su Hijo con
un corazón puro. La Palabra de Dios anuncia el juicio que caerá sobre los que
viven sin Dios en este mundo. Pero, así como sucedió con Noé, quien se refugió
en el arca, o con Lot, quien fue sacado de Sodoma antes de que la ciudad fuese
destruida, la Palabra también muestra a cada uno cómo puede escapar de ese
juicio: aceptando a Jesucristo, quien murió por nosotros en la cruz, y
resucitó. Vayamos a Jesús, confesemos nuestros pecados para que sean perdonados
y pidamos en este nuevo día su misericordia. Digamos: Señor, ten misericordia
de nosotros y del mundo entero. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario