28 de abril de 2024
Señor y Padre nuestro:
Gracias por el don de la vida que me
otorgas en este nuevo día. Te alabo y reconozco como mi Dios. Hoy quiero que,
como decía el poeta Antonio Machado, me ayudes a distinguir las voces de los
ecos. Que no me deje confundir por las apariencias y que sea capaz de oír tu
voz y comprender lo que me dices. Que tu
palabra transforme mi ser y me haga digno de tu bendición. No rechaces mi
suplicia y, si es tu voluntad, que tu palabra me cambie como se transforma el
desierto cuando la lluvia cae en abundancia sobre las arenas. Te suplico,
también, por todos mis amigos y enemigos, para que ellos escuchen tu voz y en
uso de su libertad se comprometan en la construcción de tu reino de amor y paz.
Te lo suplico en el nombre tu amado Hijo, Jesús. Amén.
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