Oración del día
11 de marzo de 2024
Veintiocho
siglos atrás hubo una gran ciudad llamada Nínive, ubicada a orillas del río
Tigris (Norte de Irak). Dios decidió juzgarla, porque había caído en la maldad
profunda. Jonás, profeta, fue el escogido para anunciarle la noticia. El
profeta no quería ir a proclamar ese mensaje. Sintió miedo y temía que un
pueblo malvado le quitase la vida. Pero Dios podría perdonar a ese pueblo. Y,
¿por qué perdonaría Dios a un pueblo tan corrompido? Jonás huyó a un lugar en
donde nadie iría a buscarlo. Nadie... ¡excepto Dios, quien lo sacó de allí y le
reiteró su orden! Jonás regresó, obedeció a Dios y proclamó: "De aquí a
cuarenta días Nínive será destruida" (Jonás 3:4). ¡Entonces sucedió un
milagro! Los habitantes de Nínive se arrepintieron. Dios los perdonó y les
levantó el castigo. "Vivo yo, dice el Señor, que no quiero la muerte del
impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva" (Ezequiel
33:11). ¿Qué enseñanza nos da este pasaje? Mucho más que Nínive, todas nuestras
ciudades, así como toda la humanidad, están pervertidas. Dios, quien perdonó a
los ninivitas y todavía perdona a los que se arrepientan antes de que sea
demasiado tarde. Y usted, ¿se ha arrepentido sinceramente ante él? ¿O
menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando
que su benignidad te guía al arrepentimiento? (Romanos 2:4)
Dios
es santo y no puede soportar el mal, pero es un Dios de bondad que perdona en
virtud de la muerte de su Hijo Jesucristo en la cruz. "Así habrá más gozo
en el cielo por un pecador que se arrepiente" (Lucas 15:7).
Padre
Celestial, sea tu amor en este día nuestro sol y que todo lo que emprendamos
tenga tu aprobación. Que hoy hallemos solución a nuestras dificultades
financieras y podamos sentirnos libres de deudas y compromisos. Amén.
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