Oración del día
9 de mayo de 2022
Señor Jesús:
Gracias por esta brisa que acaricia mi piel y demuestra tu misericordia al concederme un nuevo día para alabarte y bendecirte por todo cuanto haces por mi familia y por mí.
Desde ese día que entregaste
tu vida en la cruz para quienes creemos en ti la cruz es nuestro símbolo y
escudo. Muchas personas tienen un crucifijo en su casa o lo llevan colgado en
su cuello para identificarse como discípulos tuyos. También se ven cruces en
las encrucijadas de los caminos. Allí donde alguien muere en accidente sobre la
vía se levanta o se pinta una cruz. Preguntémonos: ¿Qué significa esto para
muchos? ¿Cuál es el verdadero sentido de la cruz?
La cruz, instrumento de
suplicio e ignominia en la cual antiguamente se colgaba a los malhechores
condenados a muerte, nos recuerda que Jesús, el Hijo de Dios vino al mundo para
salvar al género humano de su estado de perdición. La crucifixión de Jesucristo
fue el acontecimiento más importante y solemne de todos los tiempos, porque
allí se encuentra, por una parte, la más grande manifestación del amor divino,
y por otra, la más horrenda demostración del mal que se halla en el corazón del
hombre. La criatura declaró culpable y dio muerte a su Creador, Jesucristo, el
único justo, quien vino a la tierra para darnos a conocer la gracia divina y
con su ejemplo de vida nos pidió que nos amáramos como hermanos.
Y él (Jesús), cargando
su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le
crucificaron. (Juan 19:17-18) Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. (Colosenses
1:20)
Debemos reconocer que
en nosotros no habita ningún bien (Romanos 7:18), y que sólo la obra de Cristo,
el Salvador, nos reconcilia con el Dios Santo (Colosenses 1:20). En cuanto al
que rehúsa recibir y creer dichas afirmaciones consignadas en las Escrituras,
éstas nos dicen "que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3:36).
"Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden; pero a
los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios" (1 Corintios
1:18). ¿A cuál de estos dos grupos quieres pertenecer? Pidamos al Señor y Salvador
nuestro que nos dé fortaleza para cargar nuestra cruz de cada día y agradezcamos
su entrega incondicional para rescatarnos de la muerte. ¡Amén!
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