Oración del día

 


30 de mayo de 2022

 Padre celestial:

La quietud que precede a la aurora me llama a elevar la plegaria matutina. La imponencia de las montañas del oriente aún no se vislumbra. Las aves, tal vez marinas se mantienen en silencio y el rugir de las olas se ha hecho imperceptible para el oído. Pareciera que todo el universo fuese un mar sin voz. Es un instante oportuno para dirigir alabanzas a quien todo lo creó para asombro del ser humano. Qué inmensa es tu obra y qué grande mi admiración y gratitud a quien me invitó a la vida para que la viera. Gracias por mi madre que me enseñó las primeras plegarias y me explicó que la sabiduría consiste en aceptar tus preceptos.  Gracias Señor por esta dicha de sentir la brisa que viene del mar y con sus manos golpea el ventanal y me invita a seguirla con alegre paso. Te suplico que nos acompañes en todo cuanto hagamos. Protégenos del mal y de los peligros que acechan. Gracias por la vida de tu Hijo y gracias por los dones de tu santo Espíritu. Amén.

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