Oración del día
18 de agosto de 2022
Padre celestial:
Mi alma se halla inquieta, pero desea
alabarte y elevar una plegaria matutina de gratitud. El sol está temeroso de
mostrar su rostro. Las nubes aún duermen y entretejidas cubren el cielo. La
imponencia de las montañas la neblina la domina. Las aves, tal vez por el frío
de la brisa, te alaban en silencio. Pareciera que todo el universo careciese de
voz. Es una oportunidad bella para decirte gracias por el universo que me asombra
con sus maravillas. Ayer percibía el olor de la guayaba; hoy, el orégano
despierta mi olfato.
Qué inmensa es tu obra y qué misteriosas las
preguntas que me formulo: ¿Por qué vine yo a nacer? ¿Por qué el dolor es un
gran maestro?
Gracias por mi madre que me enseñó el
temor a Dios que es el principio de toda sabiduría. La sabiduría, me decía,
consiste en aceptar los preceptos divinos y acatar la voluntad del Padre
eterno.
Gracias Señor por esta dicha de sentir la brisa fría que acaricia mi rostro. Gracias por recibir mi plegaria y bendecir mi casa. Gracias por la vida de tu Hijo y gracias por los dones de tu Santo Espíritu. Amén.
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