Oración del día
20 de agosto de 2022
Amado
Padre:
A
menudo he querido oponer la ciencia a la fe; la razón, al conocimiento que nos
brindas; el sentimiento hedonista, a la vivencia espiritual. Razón tiene el
apóstol Pablo cuando dice: “El hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura”. A veces, fundamento las ideas en
la instrucción y no la inspiración que ofreces a la persona que te busca. Por
mi falta de fe creo en la ciencia de los hombres y no en los milagros que a
diario haces en mi vida.
Perdona
que rechace la revelación que nos das a través de los profetas, apóstoles y
signos de los tiempos. ¿Cómo puedo, yo que soy finito, comprender y discernir
mediante mis propias capacidades tu grandeza infinita? Enséñame a obrar
conforme a tu santa voluntad. Dame sabiduría para entender tus designios. Es
difícil para mí no caer en la incertidumbre que el universo me plantea cuando
me interrogo sobre su origen y la causa de sus maravillas y leyes a las que se
halla sometido desde su creación.
Señor,
es mi deseo en este nuevo día glorificarte y pedirte que abras mi corazón y
entres en él para que lo consueles. Como nací entre la ignorancia y la duda
necesito que seas luz en mi camino. Tú, autor de la vida, dame entendimiento
para comprender que cada día que transcurre es un paso más hacia el sepulcro.
La vida se me va sin comprender la obra que has hecho para mostrarme tu poder.
(Eclesiastés 3:11) Es como el pabilo de un cirio que se consume a cada instante.
Perdóname por confiar más en mi razón que en tu Palabra.
Señor,
bendice a mis vecinos y a sus familias. Enséñame a vivir en sana convivencia.
Te lo pido en el nombre de tu Hijo, Jesús, quien nos dio ejemplo de amor al
morir por todos en la cruz. Amén.
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