¿Eres feliz?
¿Eres feliz?

Continuemos la búsqueda
y viajemos al pasado. Alguna verdad se podría descubrir en viejos libros. Aquí
hay un pequeño fragmento que mucho dice:
En el tercer siglo de
nuestra era, Cipriano, nombrado obispo de Cartago después de su conversión al
cristianismo escribía a Donato, su amigo: “Estamos en un mundo malo, Donato, un
mundo increíblemente malo, pero en medio de este mundo descubrí a un pueblo
tranquilo, santo, que aprendió un gran secreto. Sus miembros encontraron un
gozo mil veces superior a todos los placeres de nuestras vidas de pecado. Esa
gente es despreciada y perseguida, pero no se preocupa por tal motivo, pues, es
dueña del su alma; vencieron al mundo. Esa gente, Donato, son los cristianos, y
yo formo parte de ellos”. Jesús, para confirmarlo, dice: “Estas cosas os he
hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”. (Juan
15, 11)
¿Dicen lo mismo los
cristianos de hoy? ¿Se ve en sus ojos la serenidad y la pureza de sus
corazones? ¿Rechazan la violencia de forma similar a como lo hacía Jesucristo? ¿Viven
de tal manera que sus acciones son una alabanza a Dios? Si no hay respuestas
afirmativas, me queda una pregunta más: ¿Qué se hicieron los que seguían al Nazareno?
Tal vez lo dejaron colgado a la cruz y se olvidaron de Él.
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