Para crecer en armonía se requiere paciencia
Vivimos en los tiempos de la tecnología y la
agitación, pero nuestros cuerpos y espíritus se resisten a dejarse doblegar por
las imposiciones de esa vida acelerada que causa tanto estrés. Cuando ataca podemos tener dificultad para concentrarnos, no podemos conciliar el sueño,
nos sentimos cansados, perdemos los estribos y permanecemos irritables.
Si queremos crecer en armonía y deseamos
ayudar a nuestros hijos e hijas en esta tarea difícil para ellos debemos
revestirnos de mucha paciencia. Tenemos que hacer que comprendan que somos
seres que vivimos conectados a la naturaleza cuyos cambios y frutos son el
mayor ejemplo de paciencia.
Hoy más que nunca es conveniente
observar los ciclos naturales como las estaciones, la fotosíntesis, los
periodos de sequías y lluvias, la vida migratoria de algunas aves y peces. Al
hacerlo nos daremos cuenta que sin paciencia no serían posible tan bellos
cambios. Miremos la semilla cuya enseñanza más evidente es que sabe esperar
pacientemente los efectos del agua y el sol para crecer y luego dar flores y
frutos.
La naturaleza emplea tiempo en hacer
los cambios y en cada uno de sus procesos podemos observar que para que las
cosas lleguen a ser lo que son indispensable es el trabajo imperceptible de la
paciencia. Los seres naturales demoran en desarrollarse y nosotros debemos
aprender a cultivar la tranquilidad que da la confianza en lo que se hace y en
los efectos de la paciencia.
Dios en su infinita sabiduría tardó
más de quince mil millones de años para entregarnos este mundo lleno de
secretos y belleza natural. Todo lo fue haciendo en forma gradual y de lo
cuantitativo inferior a lo cualitativo superior. Así surgió la vida como la
culminación de un proceso planeado en la mente divina. Pero a esa gran
sabiduría acompañó, y lo sigue haciendo, la paciencia.
Sin esta virtud la planeación del
proyecto, aunque sea la mejor, irá al fracaso. Si queremos hacer algunos
cambios en nuestra personalidad debemos acordar una meta en el tiempo y
comenzar a trabajar con ahínco. El imperceptible paso de los días irá mostrando
los progresos. Si hay algo novedoso e interesante que debamos aprender debemos
darnos la oportunidad de hacerlo sin afanes y seguramente lo conseguiremos. Si
es nuestro deseo bordar con hilos de amor la existencia, recordemos siempre que
lo más bello de la conquista es causa de la paciencia. Si algún vicio nos
avergüenza, seguro que con un cambio de actitud y un poco de paciencia haremos
realidad perfeccionarnos.
Procuremos que todo cuanto digamos y
hagamos sea importante y no pasemos por alto que todo proceso de cambio y
crecimiento requiere una buena dosis de paciencia. Vislumbremos la idea pero busquemos los momentos sucesivos para
desarrollarla sin ansiedades ni temores. Preparémonos para alcanzar los
objetivos propuestos y tengamos presente que para asimilar el conocimiento se
necesita tiempo y buena actitud. El matemático y físico británico, Isaac
Newton sobre el tema que nos ocupa expresó: “Si
he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que
cualquier otro talento.”
Y para finalizar tengamos presente
que ninguna obra grande se ha logrado sin la contribución de la paciencia.
Nútrase de ella y camine firme que el día llega después de esperar
pacientemente que las tinieblas desaparezcan ante la luz del nuevo sol. No
precipitemos la vida si queremos gozar de ella.
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