Oración del día
13 de abril de 2022
Padre celestial:
Nos hiciste a cada ser humano de manera única,
especial y exclusiva. Nos hiciste blancos, negros, amarillos, cobrizos… Altos,
bajos, flacos, gordos, de ojos verdes, azules o cafés. También nos diste
diferentes dones y habilidades, unos para el deporte, otros para la intelectualidad
y para otros, dones artísticos. Algunos de nosotros tenemos habilidades
comerciales y otros somos buenos artesanos.
Finalmente, el punto principal es este: fuimos
creados tal como Dios pensó y deseó. Incluso ese lunar de la mejilla o la
pequeña marca que tienes en tu pierna derecha o la característica de tu cabello
fue idea de nuestro creador.
El salmista nos dice: “Tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación
admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron
desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más
profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en
gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban
diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.” (Salmos 139:13-16).
Hoy decido aceptarme como soy. Y
comprender que incluso algo que considero un “defecto” físico o alguna
“limitación” técnica o intelectual, son parte del gran propósito de Dios en mí.
Dios no se equivocó al crearme y no se equivocó al crearte a ti.
Señor, ayúdanos a comprender que somos diferentes y
que debemos vivir como hermanos. Son las diferencias las que enriquecen la familia
y la comunidad. Te agradecemos nuestra existencia. ¡Amén!
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