Oración del día

 


22 de abril 2022

 Señor Jesús:


En mi juventud escuché una canción poema que me sirvió para extraer de ella principios de vida. Recuerdo que en uno de sus apartes decía:

Si te comparas con los demás

Te volverás vano y amargado

Pues siempre habrá personas más grandes

Y más pequeñas que tú.

Desde entonces comprendí que cualquier comparación es injusta porque las variables son muchas y ninguno puede acertar a establecer sus afinidades y diferencias de manera exacta. El punto de partida o el entorno social o familiar es diferente, el camino a seguir no es el mismo para todos, las oportunidades son escasas y diferentes para algunos, además el ritmo de aprendizaje es distinto en cada ser humano. El éxito o el fracaso de una persona no debe ser el parámetro para determinar si es feliz o infeliz.

Cuando comencé a impartir conocimientos en el aula observé que algunas personas se graduaron siendo mayores y otras a los 17 años. Cada historia humana es única y algunos de mis estudiantes murieron antes de graduarse. Algunos compran su casa después de los 50 o la heredan de sus padres y tienen fortunas antes de nacer. Pero no todos nacen en cuna de oro. La vida es una ruleta que gira y gira para dar suerte a unos y desgracias a otros.

Si has alcanzado un puesto de gerente o simplemente de empleado menor, da gracias y sigue tu camino sin revisar si el papel que realizas es el mejor. No te compares con los demás. No dejes que la vida de nadie sea un parámetro para tu vida. Eres único, tu historia es única y compararse con otra persona no tiene sentido. Al respecto el apóstol Pablo dice:

 “No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos. Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros, no saben lo que hacen.” (2 Corintios 10: 12)

Compararse con alguien sólo generará insatisfacción, tristeza o envidia. También puede llevar a quien se compara con el débil y el necesitado al      orgullo y la vanidad. Conviene a nuestra salud emocional mirar y evaluar nuestra vida de acuerdo con nuestras decisiones y elecciones diarias y no por la trayectoria de alguien que se encuentra en la cima.

Pidamos hoy al Señor, que nos guíe y no caigamos en la tentación de compararnos con otras personas más afortunadas o diferentes para muchos por sus carencias. Miremos que nuestra vida sea digna y tomemos las mejores decisiones para nosotros y que redunden en beneficio de aquellos que nos rodean a diario. ¡Amén!

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