Oración del día
17 de abril 2022
Padre nuestro:
El universo, obra de tus manos, es un inmenso libro
que se abre ante mí: "Los cielos cuentan la gloria de Dios" (Salmo
19:1). Me demuestra que tu poder es eterno,
soberano, absoluto y que para ti no hay nada imposible. La divinidad de su
autor se hace patente ante sus maravillas. (Romanos 1:20), Pero aun así no hallo
la respuesta a quién soy para Dios. ¿Quién me lo puede explicar? Puedo examinar
mis pensamientos, analizar mis sentimientos, juzgar mis actos, pero sólo veo lo
que soy a mis propios ojos y no lo que Dios piensa de mí. Sólo él puede
revelarme a la vez lo que él es y lo que yo soy. Lo podemos leer en su Palabra:
"Todos se desviaron, a una se han corrompido" (Salmo 14:3). Tengo que
reconocer humildemente, sin ocultarlo, que soy un pecador mientras que Dios es
santo, perfecto, puro, feliz en sí mismo. El mal no puede estar en su
presencia; tiene que juzgarlo y combatirlo. Por lo tanto, tal como soy es
imposible tener una buena relación con Dios. “Mirad a mí, y sed salvos...
porque yo soy Dios, y no hay más”. (Isaías 45:22)
Pero Dios no se detiene en esta triste constatación
y en condenarme por mi vida de pecador, sino que presenta un mensaje de gracia
y esperanza. Si afirma que estoy perdido debido al pecado, también me dice que
puedo ser salvo mediante mi adhesión a Jesucristo. "El Señor es misericordioso y compasivo, lento para
enojarse y lleno de amor inagotable.". (Salmo 145)
Me muestra mi miseria moral, pero al mismo tiempo
me revela la gracia de Dios, la cual es mayor que mi miseria. Dios condena mis
pecados, pero si reconozco mi estado de perdición y creo en Jesucristo, me
asegura que soy lavado por la sangre de Cristo derramada en la cruz,
justificado ante Dios y adoptado por él como su amado hijo. Dios mete el dedo
en la llaga de mi pecado y cura mis heridas. “Por
sus llagas hemos sido curados”. (Isaías 53:5)
Hoy es el gran día en que actuó el Señor y venció a
la muerte. Su resurrección me llena de esperanza y júbilo.
Señor, yo confío en tu perdón y espero que
manifiestes tu amor en mi vida y las de aquellos que amo. No me abandones y
dame la vida eterna. Soy un pecador, pero confío en tu misericordia. ¡Amén!
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