Oración del día
11 de septiembre de 2022
Señor:
A veces no
entiendo lo que ocurre en mi vida. Me desconciertan los hechos que me causan
dolor, Tú eres un Dios de amor y de ti espero misericordia. Pero sin
comprender, porque creo en ti, pongo mi futuro en tus manos.
Pero
perdóname, Señor, porque muchas veces expreso mi dolor con gritos. Son gritos
de miedo, de impotencia, de ira, de sufrimiento, pero debo reconocer que a
veces también grito de alegría. Tus palabras y promesas se cumplen en mí.
Señor, no
temo lo que tenga que enfrentar hoy. Como a Bartimeo (Marcos 10) sé que muchos
desean callarme, me dicen que soy un iluso al creer en ti. Pero en lo profundo
de mi corazón siento que, si estoy perdido, enfermo y sin recursos, grito: “Oh,
Dios, ven en mi auxilio”. Tú siempre
respondes a mi grito de fe. (Isaías 38:20). Sé que en cualquier circunstancia
de mi vida puedo clamar a ti: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3).
Cuando
Bartimeo al verte pasar te llamaba, lo escuchaste, te detuviste, lo sanaste.
Como él quiero verte, te pido que me sanes, que me permitas seguirte. Dame la sabiduría
para que sepa escoger entre el bullicio del mundo que me grita que no crea y el
silencio que me pides para comunicarme contigo. Gracias, te grito hoy, porque
siempre me acompañas. Sé que puedo contar contigo en todo momento, pues, estás
a mi lado y nunca me abandonas.
Mi mente
imperfecta no comprende la inmensidad de tu amor y tus bondades para conmigo,
Señor. Sé que mi imaginación se queda corta ante la plenitud de todo lo que
preparaste desde el comienzo de los siglos para quienes te seguimos con sincero
corazón. Que tu Santo Espíritu me anime y fortalezca en este día. Te lo suplico
en el nombre de tu Hijo amado, Jesús.
Amén.
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