Oración del día

 

7 de septiembre de 2022

Padre celestial:

En esta mañana fría te suplico que perdones a quienes te rechazan. “Creo únicamente en lo que veo”. Concédeles tu perdón y que conozcan tu amor incondicional.  Que todos tus hijos abandonemos la rebeldía y digamos: “Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar, no vacilaré” (Sal 61,2-3).

A decir verdad, Señor y Padre nuestro son palabras sin sentido aquellas de que no te vemos. ¿Por qué no te aceptamos como si lo hacemos con personas que no hemos visto como por ejemplo Julio César, Alejandro El Grande o Napoleón Bonaparte? ¿Por qué creemos a los historiadores y te rechazamos: “Los cielos cuentan la gloria de Dios”? (Salmo 19:1). ¿Por qué rechazamos el testimonio de tu Hijo amado? “Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios”. (1 Juan 5:9) También la historia y los discípulos dan testimonio de su existencia y de su paso por este mundo que no quiere reconocerlo como aquel que murió en la cruz por darnos vida eterna.

Como Zaqueo, debemos esforzarnos para ver a nuestro Maestro y salvador. Subirnos al árbol, si es preciso. El árbol de la cruz. Que él sepa que lo necesitamos y nos responda: «Apresúrate, desciende, que quiero alojarme en tu casa.» esa es la aspiración de Dios, que el ser humano lo acepte, que abra las puertas de su alma para recibirle y alojarle. «Es necesario que me aloje en tu casa.» Jesucristo, desde la última cena así lo manifestó y quiere habitar en nuestra alma junto con el Padre y el Espíritu de Amor, para que, según la expresión del discípulo amado, vivamos «en sociedad» con ellos, que estemos en comunión con ellos (1Jn 1,3).

Gracias Señor Jesús, por tu entrega incondicional, por tu amor. Jesús, es la Palabra de Dios y nos dice: «Apresúrate a descender». Que hoy nuestras almas escuchen su voz y todos aceptemos que tenemos un Padre que nos ama y nos llamó a la existencia para compartir su amor. Amén.