Oración del día


 

22 de septiembre de 2022

Padre celestial:

Bajo esta lluvia ligera que acompaña, deseamos dialogar contigo. Perdona que, muchas veces, cuando sobrevienen problemas que no tienen solución inmediata o la enfermedad y la muerte nos visitan, solemos decir o escuchamos: “Sólo queda por hacer una oración”. Estas palabras expresan que acudimos a ti como último recurso. Hacemos de la oración una fórmula de superstición y no la oportunidad de acercarnos como hijos a nuestro Padre para que nos ayude a sortear las dificultades.

La oración, tú lo dices, debe ser continua y con mucha fe. Debe ser una conversación sincera contigo. “Acerquémonos, pues, al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Hebreos 4:16).         

Hoy, imitemos a Jesús en su manera de amar a Dios y comunicarse con Él. Antes de iniciar cualquier proyecto Cristo se comunicaba con el Padre. Dialogaba con Él. Que nuestra primera oración sea de gratitud. Que hoy nuestra alma vea «el resplandor de su gloria» (Hebreos 1,3). Que nuestras acciones sean la incesante «alabanza de gloria» (Efesios 1,6). Sintamos la oración como la necesidad de aire o agua.  Digamos de manera personal: Que hoy el Señor se hospede en mi alma, así digan, que se hospedó en casa de un pecador. Que todos escuchen la voz de Jesús:” Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abrahán, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”. (Lucas 19,10) Señor Jesús, sigue, las puertas de mi alma se abren para recibirte. Sáname y aumenta mi fe. Amén.   

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